¿Cuántos de ustedes se han puesto a pensar: qué sería del mundo si ya no estuvieran en el? Bueno, pues en Japón, una estudiante de 22 años no se quiso quedar con esa y otras dudas existenciales.
Zeng Jia invirtió una gran cantidad de dinero en largas filas de flores y palomas hechas de origami para colocarlas en el techo. Contrató un fotógrafo y a un equipo de maquilladores para que la hicieran lucir… ¿muerta?
¡Sí! Lo que esta chamaca organizó fue su propio funeral, para:
1. Poder disfrutarlo en vida
2. Quería ver lo que la gente pensaba de ella
Para ello, estuvo alrededor de una hora acostada en el ataúd y posteriormente se unió al resto de las personas. Eso sí, estuvo acostada con su muñeca favorita. Todo esta iniciativa ¿extraña? ¿loca? vino a raíz del funeral de su abuelo y lo que Zeng Jia quiso fue experimentar su funeral ahora que puede. Experimentar la muerte me ha hecho apreciar más la vida intensamente, me siento muy bien de estar viva después de salir del ataúd.
¿Cómo la ven?