Gianfranco Corsi, conocido mejor como Franco Zeffirelli, ha abandonado este mundo a la edad de 96 años. De acuerdo con la publicación de Dario Nardella, alcalde de Florencia, su fallecimiento fue anunciado en Roma, donde se ubica su actual hogar. Citando a fuentes que hablaron con algunos familiares de esta leyenda, su muerte se dio como consecuencia de “una larga enfermedad, que se agravó en los últimos meses”.

Nacido en Florencia en 1923, este icono del cine se crió en un ambiente algo caótico, ya que era el hijo de una familia en la que ambos padres estaban casados con otras parejas. Técnicamente era el hijo ilegítimo de Adelaide Garosi, una diseñadora de moda, y un comerciante de lanas llamado Ottorino Corsi.

De cualquier forma, el entonces joven Giafranco creció y forjó un gran amor al arte, empezando por su gusto por la música clásica. A los seis años tuvo que mudarse con su tía, ya que su madre falleció y de su padre no se sabía nada. Su pasión por el teatro empezó durante su infancia, cuando viajó a la Toscana durante sus vacaciones y vio varias obras realizadas por todo tipo de compañías.

En años posteriores, Corsi tuvo una rebanada de este gran pastel al que llamamos mundo, ya que, durante la Segunda Guerra Mundial, él formó parte de la resistencia italiana. Luego fue traductor para un regimiento escocés cuando las tropas entraron en su país; después del conflicto estudió Arte y Arquitectura en su ciudad natal, donde también comenzó a actuar en producciones radiofónicas y más tarde comenzó su incursión al cine.

Director Franco Zeffirelli
Fotografías de Getty Images

Mientras se cultivaba en el séptimo arte, Zeffirelli conoció a Vittorio de Sica, de quien fue ayudante, así como a Roberto Rossellini y, por supuesto, a Luchino Visconti, el hombre que cambiaría su vida de una forma drástica. Durante su trabajo con estos hombres, también tuvo la oportunidad de ayudar a Salvador Dalí a llevar a un buen puerto los diseños realizados para la versión de escenarios italianos de ‘Como gustéis’, de Shakespeare.

Para 1959, Franco Zeffirelli ya era un director famoso y, después de haber dirigido ‘Lucia di Lammermor’, en la Royal Opera House de Londres, llegó ‘Romeo y Julieta’, que simplemente provocó la ovación de todo el público en el Old Vic. En 1969, su obra fue llevada al cine y se ganó dos nominaciones al Oscar por Mejor Director y Mejor Película. Aunque no se llevó los galardones en esas categorías, sí se ganó otros por Mejor Vestuario y Mejor Fotografía.

Tal vez sobre decirlo, pero para muchos la partida de esta gran figura representa la pérdida de una concepción del cine que es considerada muy cercana a la operística. Este aclamado director -quien ha sido reconocido por filmes como ‘Hermano y hermana Luna’, ‘Jesús de Nazareth’, ‘Té con Mussolini’, sin mencionar los premios y nominaciones anteriores’- siempre destacó por su búsqueda de la belleza, al punto en que su legado se convirtió en un estilo teatral incomparable.

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