Sí existen los héroes sin capa y Agustín Herrerín es un ejemplo de eso. Sin él, ‘la Séptima‘ para el Real Madrid nunca hubiera sido posible.
La muerte de Agustín Herrerín, hace pensar en aquel partido disputado un miércoles 1 de abril de 1998. Fecha en la que el Real Madrid estuvo a punto de quedar eliminado en semifinales de Champions League, por cuestiones administrativas.
Eran las primera semifinales que el conjunto blanco disputaba después de ocho temporadas. Y peor aún, el Real Madrid tenía ya 32 años sin ser campeón de Europa. La presión estaba a tope y el rival, era el Borussia Dortmund.
Poco antes de iniciar el encuentro, la zona sur se desbordó por la euforia de los aficionados. Se llevaron la portería y quedó derribada. En ese momento los dos equipos se encontraban en el centro del campo, mientras sonaba el himno del torneo europeo.
Lo primero que se intentó, era arreglar el marco. Pero sin éxito. El Real Madrid no contaba con porterías de repuesto y la presión del Borussia Dortmund por darles el partido por perdido se intensificaba. Fue entonces cuando apareció la figura de Agustín Herrerín.
En ese entonces, Agustín Herrerín de 66 años, era el ayudante del delegado Julio Casabella. No dudó en subirse a una camioneta y emprender la marcha a la Ciudad Deportiva. Hay que tomar en cuenta que ya era de noche y las instalaciones estaban cerrada, pero éste hombre no tuvo problema en saltarse la valla.
Herrerín ya tenía la portería en sus manos. El problema ahora era cómo llevarla al estadio. Las soluciones nunca se le acabaron a Agustín. En el lugar se encontraban dos camioneros cenando y él les prometió pagarles lo que pidieran, si le ayudaban. Así lo hizo.
Llegaron al Bernabéu a gran velocidad. Los empleados del club situados en el estadio ayudaron a bajar la portería y a colocarla. Fueron 59 minutos los que tardó Agustín Herrerín en salvarle la vida al Real Madrid. 16 antes de que el silbante pudiera tomar una decisión drástica.
El partido terminó 2-0 a favor del Real Madrid. Posteriormente en Alemania empataron sin goles y así, el conjunto merengue se metía a la final. Misma que ganaron frente a la Juventus por la mínima diferencia.
Posteriormente el club fue multado y el estadio sancionado. Sin embargo nadie olvidará aquella noche en donde Agustín Herrerín demostró que era un hombre con el Madrid tatuado en el corazón.
