¡Doce de las últimas 19 medallas que ha obtenido nuestro país en Juegos Olímpicos han sido ganadas por mujeres!
Para algunos, este dato podría ser irrelevante a primera vista… hasta que recordamos que se trata de México, un país históricamente machista, donde la figura femenina es constantemente minimizada, cuestionada y relegada.
Sin embargo, mujeres como Ana Gabriela Guevara, Paola Espinosa, Belem Guerrero, María del Rosario Espinoza, Tatiana Ortiz, Aída Roman, Mariana Avitia, Laura Sánchez, Alejandra Orozco y María Guadalupe González se han encargado de poner el nombre de México en alto, aún y cuando, en proporción a los hombres, el número de representantes femeninas en justas olímpicas siempre ha sido considerablemente menor.
Para tener una fresca referencia, en Rio 2016 la delegación mexicana está compuesta por 81 hombres y 45 mujeres.
Después de los triunfos de Lupita González y María del Rosario Espinoza en Brasil, los números indican que de esas últimas 19 medallas –desde Atenas 2004 a la fecha–, 7 fueron ganadas por hombres y 12 por mujeres, una proporción totalmente inversa.
Pero esto no es un hecho que simplemente ocurrió. Las primeras señales de cambio llegaron en Sidney 2000, cuando Soraya Jiménez consiguió la primera medalla de oro femenina en la historia del deporte olímpico mexicano. También se anotó en la historia como la primera mujer que obtuvo una medalla olímpica desde los Juegos de México 68.
De hecho, antes de Soraya solamente dos mujeres habían ganado medallas para México. La primera en lograrlo fue María del Pilar Roldán, quien ganó la plata en la prueba de esgrima en los juegos del 68. En esa misma edición, María Teresa Ramírez obtuvo el bronce en la prueba de natación de los 800 metros estilo libre.
¡Hasta antes de Atenas, únicamente se habían conseguido tres preseas en competencias femeninas!
Desde entonces, la cosecha se ha multiplicado considerablemente, sobre todo en pruebas que tradicionalmente eran “dominadas” por los hombres como halterofilia, atletismo, caminata o taekwondo.
Aún queda mucho camino por recorrer, y a pesar de todas las adversidades económicas, políticas y sociales que enfrentan los atletas mexicanos en general, el número de medallas olímpicas conseguidas en los últimos años es una muestra del empoderamiento femenino que ha vivido nuestro país en el siglo XXI.
Al igual que Ana Gabriela, Paola, Tatiana, Belem, Lupita, Soraya, Aída, Mariana , Laura, Alejandra y María del Rosario, México está lleno de mujeres chingonas: estudiantes, empresarias, doctoras, artistas, escritoras, comerciantes y un largo etcétera.
Lo más importante es que no son chingonas por ser mujeres, sino por ser las mejores en lo que hacen.
Al final, si en México hubiera más igualdad (en todos los aspectos), poco importaría el género. Por eso es que –al menos por ahora– es importante hablar de ello, esperando que un día señalar esta diferencia no sea necesario. Ni relevante.