La dependencia de China de la tecnología occidental ha sido una cuestión clave en la guerra comercial y tecnológica con el mundo occidental.

La dependencia de China de la tecnología occidental ha sido una cuestión clave en la guerra comercial y tecnológica con parte del mundo occidental… hasta ahora. Sin embargo, este panorama está cambiando a medida que China se aleja cada vez más de la tecnología occidental y se enfoca en el desarrollo de tecnologías nacionales. Este cambio tiene implicaciones significativas para la economía global y el futuro de la relación entre China y Occidente.

China ha sido un gran beneficiario de la tecnología occidental durante décadas. Las empresas occidentales han transferido tecnologías avanzadas al titán asiático, fundamental para su desarrollo económico. No obstante lo anterior, la creciente rivalidad entre China y Occidente ha hecho que todo esto cambie a últimas fechas. Por ejemplo, Estados Unidos y otros países han aumentado sus medidas para restringir la transferencia de tecnología y la inversión en empresas chinas. ¿Pero qué va a pasar cuando China de plano no necesite más de esos vínculos de innovación y comerciales?

Made in China, otra vez

China ha respondido a estas medidas con su propia estrategia, que incluye el desarrollo de tecnologías nacionales y la promoción de empresas chinas en los mercados internacionales. La “Made in China 2025” es un ejemplo de este enfoque. Esta iniciativa nacional tiene como objetivo convertir al país todavía más en una potencia tecnológica líder en sectores estratégicos, como la inteligencia artificial, la robótica, la energía limpia y la tecnología de la información.

La estrategia “Made in China 2025” se anunció en 2015 por el gobierno chino como un plan para impulsar la transformación de la economía china, promoviendo la innovación y la tecnología en la fabricación de productos de alta tecnología. Busca convertir a China en un líder mundial en tecnología avanzada y producción manufacturera, reduciendo cada vez más su dependencia de la importación de tecnología y productos de alta calidad.

La estrategia se centra en diez áreas clave, incluyendo tecnología de la información, robótica, aeroespacial, energía renovable, maquinaria agrícola, biotecnología y medicamentos. Y el plan tiene como objetivo aumentar la producción nacional de alta tecnología y reducir la brecha con países líderes en innovación tecnológica, como Estados Unidos y Japón.

Sin embargo, algunos países empresas occidentales critican la estrategia “Made in China 2025”, porque ven la política como una amenaza para su posición en el mercado mundial. Se argumenta que el gobierno chino podría utilizar la estrategia para apoyar a las empresas locales y obstaculizar el acceso a los mercados chinos para las empresas extranjeras.

¿Y qué viene?

La creciente independencia tecnológica de China tiene implicaciones significativas para la economía global. Particularmente, en la medida que las cortes dan reveses interesantes en materia de patentes, aplicables al territorio asiático. Si China se vuelve completamente autosuficiente en términos tecnológicos, Occidente perderá su capacidad para influir en la economía y la política china a través de restricciones tecnológicas. Además, la competencia tecnológica entre China y Occidente se intensificará aún más, lo que podría llevar a una carrera armamentista tecnológica y tensiones geopolíticas.

La independencia tecnológica de China también tiene implicaciones para el futuro de la relación entre China y Occidente. Si China se convierte en una potencia tecnológica líder, establecería estándares globales en tecnología, como lo ha hecho Occidente en el pasado. Además, China tiene la capacidad de modificar el equilibrio de poder en la economía global. Y, con ello, reduciendo la influencia de Occidente para aumentar la influencia de Asia.

Sin embargo, la independencia tecnológica de China también tiene consecuencias negativas. La competencia tecnológica entre China y Occidente aumentará más, lo que podría llevar a una carrera armamentista tecnológica y tensiones geopolíticas. Además, la independencia tecnológica traerá consigo una menor cooperación entre China y Occidente en áreas críticas, como el cambio climático.

La creciente independencia tecnológica de China tiene implicaciones significativas para la economía global y su relación con Occidente. Y bien conduciría a una intensificación de la competencia tecnológica y geopolítica. Por lo tanto, es importante que China y Occidente encuentren formas de cooperar en áreas críticas. Serán necesarias para el avance y desarrollo de la humanidad en su conjunto. Si se logra la cooperación, China y Occidente deben trabajar juntos para abordar los desafíos globales y garantizar un futuro próspero para el mundo.

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Soy Raúl, pero la gente me conoce como Ruso. Estudié letras inglesas en la UNAM y tengo una maestría en periodismo y asuntos públicos por el CIDE. Colaboro en Sopitas.com desde hace más de seis años....

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