Los ciudadanos estadounidenses van a celebrar el día de su independencia de una manera enorme. Si todo resulta conforme al plan, Juno, una sonda de la NASA, llegará a Júpiter este 4 de julio.

Si no la calabacean, el plan es que esta sonda orbite los polos de este planeta por casi un año, mientras que también le echará un oclayo a la formación de sus auroras, consideradas como las más intensas de nuestro sistema planetario.

Mientras que la Tierra tiene una formación rocosa, su primo gigante está hecho principalmente de hidrógeno y helio, por eso, al día de hoy se desconoce si su núcleo es sólido.

El principal objetivo de esta misión espacial, aparte de restregarle al mundo entero la superioridad y  capacidad tecnológica gringa, es conocer cómo se formó y se desarrolló el planeta más grande de todo el Sistema Solar, lo cual ayudaría a desentrañar cómo la Tierra y el sistema llegaron a su estado actual.

Conforme la nave se vaya acercando a Júpiter y su ambiente lleno de radiación, tendrá que encender su motor principal para reducir la velocidad y entrar en la órbita del planeta de los anillos. Según el científico Scott Bolton, del Instituto de Investigación de Suroeste en San Antonio, Texas, para esta maniobra sólo tendrán un intento.

Juno comenzó su travesía hace casi cinco años y se espera que concluya la misión en 2018. Después lo dejarán caer dentro de la atmósfera de Júpiter para incendiarse, cual funeral vikingo.

¡Ay, pero qué triste es el progreso!

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