Vaia, vaia… Bansky expuso en la Bienal de Venecia, frente a todos los transeúntes que pasaban fuera de los Giardina della Biennale, sin trucos, máscaras o disfraces de incógnito. Por primera vez, el artista callejero que es perseguido por las autoridades de varios países, se expuso en público, habló con un policía, dejó un “recuerdito” en los canales italianos y nadie se percató de su verdadera identidad.
En franca rebeldía y como protesta a no ser invitado a uno de los eventos culturales más importantes del mundo, Bansky se instaló a las afueras del evento anual, como si fuera un artista ambulante, y comenzó a colgar sus pinturas en busca de un posible cliente.
Un total de nueve cuadros que juntos mostraban un enorme crucero llegando a la ciudad italiana, uniéndose a las iniciativas ecológicas que evitan que los grandes buques se acerquen a la costa. Como si no fuera suficiente para llamar la atención, sobre el piso colocó una cruz de madera con la leyenda “Venecia en aceite”.
Con la ayuda de un cómplice, la escena quedó grabada en su totalidad. Por supuesto, el amigo de Bansky se aseguró de que, en cada toma, la identidad del pintor británico permaneciera en el anonimato. En el video se pueden observar las reacciones de las personas: algunos se acercan a contemplar el arte, mientras que otros ven las obras y deciden alejarse al pensar que no valen la pena.
Días después, Bansky decidió subir la cinta a su cuenta de Instagram, donde se aprecia que varios policías llegaron hasta el puesto donde expuso el artista; luego cruzaron algunas palabras y al descubrir que el misterioso pintor no contaba con permiso para instalarse, los oficiales lo corrieron del lugar. En la publicación, Bansky escribió que “A pesar de ser el evento artístico más grande y prestigioso del mundo, por alguna razón nunca he sido invitado”.
Pero ahí no para la cosa: luego de que Bansky expuso a las afueras de la Bienal de Venecia, no perdió la oportunidad de subir en una góndola y pasear por los canales, pero fue ahí donde volvió a hacer de las suyas. Justo a la mitad de las zanjas, donde miles de turistas pasan diariamente, el artista plasmó una obra a favor de los migrantes.
Con el sello que caracteriza al hombre grafitti, al lado de la puerta de una vieja y descuidada casona, quedó grabada la imagen de una niña levanta una luz de bengala con su mano izquierda y, en la otra, sostiene algo que parece un candil. Con esta postal Bansky expuso al Primer Ministro de Italia Matteo Salvini, inmortalizando en la historia el cruel evento en el que el gobierno italiano rechazó recibir a 629 migrantes africanos, rescatados por la ONG alemana “Sea Watch” en 2018.