En esta ocasión queremos dedicar esta reflexión a una de las situaciones cada vez más cercanas o presentes en las y los niños de hoy: el posible o ya diagnosticado –que en ocasiones mal diagnosticado– Trastorno Déficit de Atención e Hiperactividad. En principio queremos decirles que no es una desgracia. En este espacio hemos reiterado que todos nosotros, desde nuestra individualidad representamos una esperanza y si pensamos en un niño o una niña se trata de LA ESPERANZA.

Tal vez debamos mirar más al interior del mundo adulto para entender que nuestros niños de hoy, así como el mundo de hoy, poco tiene que ver con lo que a nosotros o a nuestros padres les tocó vivir. Tal vez sea momento de quitarles cargas emocionales y expectativas para que el mundo pueda adaptarse mejor a sus nuevas formas de ser, de verlo y de estar en él.

Cuando hablamos de un posible TDAH, para quienes ya han observado comportamientos distintos en sus hijas e hijos y no saben qué hacer o  para quienes viven o conviven con él, les invitamos a leer atentamente la charla que tuvimos con Rodrigo Zamora, psicólogo especialista en niños y adolescentes, quien amablemente nos explica muy a detalle de qué trata y cómo poder comprenderlo mejor desde la información y no desde el juicio o estigma.

Déficit de atención e hiperactividad: hasta cuándo considerarlo un trastorno
Foto: Reuters

Para empezar, ¿qué es un Trastorno Déficit de Atención e Hiperactividad?

El TDAH se considera como un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad e impulsividad que de alguna manera ya interfiere con el comportamiento o el desarrollo normal que puede presentar un niño o un adolescente, o también un adulto.

¿A qué edad se puede diagnosticar un TDAH?

Para poder hacer un diagnóstico se tienen que considerar varias situaciones. No solamente es un tema conductual, sino que también tiene que ver con factores neurológicos. La edad habitual en la cual se diagnostica es entre los 4, los 17 y 18 años. 

¿Cuáles son las principales señales de un TDAH?

En el caso del déficit de atención:

  • Con frecuencia fallan en prestar atención a los detalles.
  • Con frecuencia tienen dificultades para mantener atención de una forma prolongada.
  • Con frecuencia parece no escuchar cuando se les habla directamente.
  • Con frecuencia no sigue las instrucciones.
  • Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas.
  • Con frecuencia evita o se disgusta ante la idea de iniciar tareas que requieran un esfuerzo mental sostenido.
  • Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas y actividades.
  • Con frecuencia se distrae con facilidad ante estímulos externos.
  • Con frecuencia olvida actividades cotidianas.

En el caso de la hiperactividad o impulsividad:

  • Con frecuencia golpea con las manos y pies o se retuerce en el asiento.
  • Con frecuencia se levanta en situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
  • Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado.
  • Con frecuencia es incapaz de ocuparse o jugar tranquilamente.
  • Con frecuencia habla en exceso.
  • Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que haya concluido la pregunta, les es difícil esperar su turno.
  • Con frecuencia interrumpe o se involucra en múltiples situaciones o conversaciones. 
Déficit de atención e hiperactividad: hasta cuándo considerarlo un trastorno
Foto: Reuters

¿Qué podemos hacer si nuestro/a hijo/a padece este trastorno o alguna persona cercana?

Lo primero sería identificar que estos síntomas son controlables con el acompañamiento de un especialista. Uno de los principales consejos para la familia es no estigmatizar ni creer que se trata de una situación imposible de lidiar. Es importante entender que se trata de una situación que requiere atención, cuidado y apoyo específico.

¿Tiene una cura definitiva o se vive con él?

Es un trastorno que no tiene una cura definitiva, más bien se aprende a vivir con él. Las personas que presentan Trastorno Déficit de Atención e Hiperactividad pueden tener una vida completamente normal y saludable, evidentemente con el apoyo de un especialista. Es posible aprender a manejar los síntomas al grado de vivir como si no existieran.

Es común escuchar que hoy en día los niños suelen ser muy hiperactivos y que es producto de la sobreestimulación de los padres. ¿Esto es real o es un mito?, ¿cómo podemos distinguir entre una hiperactividad por sobreestimulación y un TDAH?

Es real que estamos sometidos a  una sobreestimulación de muchos aspectos, incluso los adultos. Sin embargo, esa sobreestimulación no es lo mismo que una hiperactividad. Hay una confusión muy grande, sobre todo en las escuelas, porque hasta hace unos años, era muy común que las maestras al ver que el niño no se sentaba  o no se comportaba como el resto, en automático diagnosticaban con TDAH. Había un juicio y un estigma sobre estos niños, y de 10 casos reportados por maestras, dos resultaban ser reales, los demás se relacionaban con factores emocionales o alimenticios, como alta ingesta de azúcar o carbohidratos,  o simplemente con un proceso normal en el desarrollo neuronal y cognitivo. Es un mito que la sobreestimulación está produciendo niños de TDAH.

¿Todos los TDAH requieren de medicamento o existen tratamientos alternativos?

Existen ambos escenarios. La medicación se centra en nivelar los impulsos neurológicos para que la persona tenga herramientas para ser funcional. Existen tratamientos alternativos que utilizan otras sustancias o que están centrados en mindfulness o concentración y atención plena. Pero dependiendo del grado de hiperactividad o de déficit de atención es que se recomienda alguno. La única forma de saberlo es hacer un diagnóstico de  tres vías: físico, psicológico y neurológico. 

¿Cómo poder comprender mejor a los niños o adultos con TDAH, a un niño o adulto que vive con TDAH, cómo no caer en estigmas?

Necesitamos entender que todos, absolutamente todos tenemos una visión distinta del mundo. Y lo más importante es que este tipo de situaciones no es que los haga totalmente diferentes, simplemente tienen una percepción de la realidad que está adaptada a un mundo distinto. En la última década, se han hecho muchos estudios y se ha demostrado que esta forma distinta de ver la realidad, les permite poder enfocarse en tareas muy distintas a las que nosotros estamos acostumbrados a hacer y al mismo tiempo les genera una solución de problemas totalmente diferente. Entonces, yo creo que es  importante que lo veamos como una posibilidad de construir cosas diferentes. 

Déficit de atención e hiperactividad: hasta cuándo considerarlo un trastorno
Foto: Especial

Como aquí lo deja muy claro Rodrigo, no todos los niños inquietos tienen Trastorno Déficit de Atención e Hiperactividad, ni tampoco se trata de una predeterminación de vida. Cientos de personas en el mundo logran hacer su vida diaria de manera plena y exitosa, y afortunadamente cada vez existe más información. También, cada vez existen más opciones educativas que permiten adecuar un modelo a cada niños y no al revés, como solía suceder.

Hablar o pensar en “lo normal”, es hoy casi obsoleto; más bien les invitamos  a entendernos y pensarnos a partir de nuestras neurodiversidades, sus retos y oportunidades, para que nadie se quede fuera.

Afortunadamente todos, con nuestras formas y estructuras aportamos a este mundo.


Mafer Olvera y Paola Palazón Seguel son creadoras de SIKI y Ser Mamá Hoy, plataformas de bienestar emocional y promoción de la salud mental.  Mafer es creadora del modelo Hospital de las Emociones, consultora en juventudes y salud mental,  y Paola es autora, emprendedora y creadora de proyectos de bienestar emocional y espiritual.

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