Lo que necesitas saber:
El sarape es una prenda que ha marcado la identidad nacional mexicana. Aquí algo de sus orígenes y de su paso a través de la historia.
El clima de nuestro país se distingue por su variedad de temperaturas a través del año y si de frío se trata tenemos que abrigarnos con lo que tenemos a la mano. Más que un simple pedazo de tela, los sarapes típicos son pequeñas obras de arte textil que nos permiten conocer detalles sobre la vida de los antiguos mexicanos. Aquí la historia de los sarapes tradicionales.
Los sarapes típicos evolucionaron de las capas o tilmas de las culturas prehispánicas y se distinguen por sus grecas de colores brillantes que representan el mestizaje de nuestra cultura al fusionar técnicas de confección precolombinas y españolas. Sus diseños hipnóticos conservan mucho de la cosmovisión indígena y celebran la creatividad y el ingenio mexicanos.
De ser prendas de uso diario en el pasado, en la actualidad los sarapes son vistos como verdaderas obras de arte que forman parte de la identidad de nuestro pueblo mexicano. También conocidos como “mantas arcoíris”, estas prendas indispensables en siglos pasados continúan cautivándonos con su belleza y se siguen fabricando en diferentes regiones del país. Aquí algo de su historia y algunas de sus curiosidades.
El origen del sarape
Usado como una prenda masculina, al sarape se le conoce a través de diferentes regiones con otros nombres como gabán, jorongo, cobija, cotón, tilma o frazada. Conserva su fabricación a base de algodón de las culturas indígenas, así como sus tinturas y diseños particulares. En esa época, también se usaba el agave para confeccionar las tilmas o maxtlatl, que servían como capas atadas al hombro para las clases altas o usadas para llevar cargas por las clases populares y se sabe que se originaron en la cultura tlaxcalteca.
Tradicionalmente se tejían con una técnica de telar de cintura unido al cuerpo de las tejedoras y tejedores, también práctica para hacer huipiles y rebozos. Con la llegada de los españoles se implementó el telar de pedal y la lana de oveja para fabricarlos, con esto las mantas clásicas evolucionaron a los sarapes tradicionales.
El sarape estuvo en apogeo durante los siglos XVIII y XIX, entonces se confeccionaban prendas de gran calidad con diseños y colores llamativos en distintos talleres de varias regiones del país. Es un elemento representativo del México independiente, tan famoso como el sombrero de charro.
El famoso sarape de Saltillo
Esta manta tradicional era muy común en estados como Zacatecas, Coahuila, Guanajuato, Michoacán y Tlaxcala, entre otros. Usado por charros, jinetes, revolucionarios, peones y hacendados, el diseño que se hizo más famoso es el del sarape de Saltillo, que se distingue por llevar un diseño de diamante en su parte central, además de sus grecas de colores.
Se le considera como un patrimonio artesanal y en Saltillo, actual capital de Coahuila, se perfeccionó la técnica de su confección al combinar lana y algodón para crear diseños más detallados. El sarape ha pasado de ser una prenda de abrigo a un elemento de moda que también puede utilizarse como decoración en salas, comedores, cocinas y restaurantes.
El origen del sarape de Saltillo lo podemos encontrar en el trabajo de los tejedores de Tlaxcala, encargados de adaptar las técnicas coloniales. Esta manta emblemática generalmente mide 2.40 metros de largo por 1.20 de ancho y puede tener una abertura para la cabeza para usarse como poncho.
Otras curiosidades del sarape mexicano
Además de las típicas grecas en colores llamativos, los sarapes pueden llevar diseños particulares para representar paisajes, figuras emblemáticas y narrar historias con sus patrones geométricos que recuerdan los grabados de las culturas prehispánicas y en la actualidad tienen un carácter festivo.
Conocidos en la antigüedad como “manta-arcoíris”, en la actualidad su urdimbre es de algodón y la trama que la cubre es de lana y se hilan a mano con malacate. En el siglo XIX se les añadieron hilos metálicos y de seda con tonos matizados gracias a la influencia francesa.
Chiautempan y Contla en Tlaxcala, así como Saltillo, Coahuila y Teocaltiche, Jalisco son consideradas como la cuna del sarape tradicional. Estas mantas típicas consideradas como una obra de arte textil vivo son reconocidas a nivel mundial como símbolo inconfundible de la identidad mexicana. Su fabricación implica la labor de varias generaciones de artesanos.
El Museo del Sarape y Trajes Mexicanos está en la zona centro de Saltillo, Coahuila desde 2008 y además de profundizar en la historia de esta y otras prendas típicas con una increíble colección, cuenta con un taller con maestros artesanos para que sus visitantes conozcan la fabricación de los sarapes, así como actividades temáticas y visitas guiadas.
Entre otras variedades de esta prenda infalible para el frío tenemos el jorongo, que es una versión más corta del sarape típico que lleva una abertura para la cabeza o el gabán, una manta más estrecha que el jorongo. Las versiones femeninas del sarape son los rebozos, huipiles y chales, fabricados también de forma artesanal.
