Como comprenderán, actualmente existe gran controversia por lo que está ocurriendo en Estados Unidos con respecto al #MuslimBan.
La ejecución de esta iniciativa ha traído el descontento de todo el mundo y esto ha generado un sin fin de historias relacionadas con el tema. Hoy queremos contarles una que encontramos hace poco. Ésta no tiene el propósito de generar enojos ni críticas, sino de hacer ver a todos que, además de ser ciudadanos de distintas naciones, los seres humanos también somos individuos con sentimientos, vivencias dolorosas y sueños de superación.
Conozcan el caso de Dylan, un veterano de la guerra en Irák que tuvo el reencuentro más conmovedor del que hemos sabido en un buen rato. El muchacho contó su relato a todo el mundo en una serie de publicaciones de Twitter; y para quienes no sean muy buenos hablando inglés, lo compartiremos nosotros.
I told this story about #refugees a couple years ago on Veterans Day with a humorous slant. I’m going to tell it again today, unfiltered.
— odp (@dyllyp) 28 de enero de 2017
Todo comenzó hace unos años, cuando Dylan fue enviado a Irák para pelear. En ese lugar, conoció a un chico de 16 años llamado Brahim, quien rápidamente se hizo su amigo y terminó convirtiéndose en un intérprete para el ejército estadounidense.
El chico era capaz de cumplir con su labor, porque en el país usualmente la gente que decide trabajar para medios nacionales o apoya a los militares de E.U., no dura mucho. Esto no sucede por renuncias o despidos, sino porque esas personas son asesinadas.
Además del dinero, Brahim también accedió a trabajar con los militares porque se le prometió un estatus como refugiado, una vez terminara con el tour. Sin embargo, la realidad muchas veces es cruel, ya que la mayoría de los intérpretes nunca viven para cumplir con lo acordado en sus contratos.
En fin, durante el tiempo en el que Dylan cumplía con su deber, escuchó del joven varias historias desgarradoras acerca de cómo perdió a varios miembros de su familia durante el conflicto. Estamos hablando de hermanos, primos, tías y tíos. Él también le contó que vivía en una casa de una habitación junto a otras 7 personas, donde muy seguido habían apagones y la higiene no era precisamente buena.
Según lo que describió Brahim, apenas podían cubrir las necesidades básicas que un ser humano necesita para vivir, por lo que él tenía que tomar el trabajo que fuera para generar ingresos. La situación era tan seria, que un día el chico se puso a llorar cuando el soldado le regaló barras de jabón, diciéndole también que ahora le debía la vida.
Así fue como este joven pasó un año completo ayudando a Dylan y su compañía, dándoles información y, de alguna manera, salvándoles la vida diariamente.
Después de terminar su tour, Dylan se despidió y sentía que estaba abandonando al joven a su suerte. Pensaba que jamás volvería a verlo y le pidió que tuviera mucho cuidado. No sabía que clase de eventos le depararían en su destino y eso lo puso mal.
Pasaron 5 años, y durante ese tiempo, el ahora ex soldado recibió una noticia trágica: su hermano pequeño había sido asesinado brutalmente mientras trataban de robar un auto. Dylan tomó un vuelo de Hawái a Arizona, llorando y sufriendo todo el camino al tener que lidiar con la noticia, porque al parecer, 6 años de pelear en guerras no preparan a nadie para este tipo de cosas.
Cuando llega a su destino, el sujeto aborda el primer taxi que encuentra una vez dentro, el taxista comienza a hacerle la plática, preguntando de dónde es, a qué se dedica y etcétera. Después de escuchar que su cliente era un ex militar, el hombre al volante le dijo que era un fan suyo y le preguntó si había viajado, a lo que el otro respondió que había estado en África, Afganistán e Irák, principalmente en Kirkuk.
En ese momento, el taxista respondió que era de Kirkuk y se generó un silencio bastante incómodo. Momentos después, el conductor bajó la velocidad y comenzó a orillarse; todo mientras lo miraba lleno de angustia. Dylan pensó que se encontraba frente a alguien que había perdido a su familia por su culpa y que lo echarían del vehículo apenas este se detuviera.
Para su sorpresa, no fue así. El hombre al volante se volteó, lo miró fijamente y le dijo: “Dylan, ¿me recuerdas? Soy yo, Brahim.”
La reacción de ambos fue instantánea. Dylan y Brahim bajaron del auto, se abrazaron y lloraron con toda su fuerza, mientras la lluvia los golpeaba en la calle. Una vez que los dos se calmaron, comenzó el interrogatorio: “¿Qué carajo haces en la maldita Arizona? ¿Qué ocurrió, hombre? ¿Cómo?”
Brahim le contó a su amigo que después de 4 años, el gobierno le otorgó una visa y le preguntó a qué parte de Estados Unidos quería que lo enviaran. El joven les respondió que deseaba ir a un sitio cuyo clima fuera como el de Irák, así que el destino estaba claro.
“Después de 5 años de haberlo dejado en Irák y unos días después de que mi hermano fuera asesinado violentamente, el universo cruzó nuestros caminos. Brahim salvó mi vida dos veces, literalmente. Perdí un hermano, pero obtuve otro a cambio”, dijo Dylan en su publicación final.
Lost one brother, and got another one back. #refugees pic.twitter.com/FDF6jVNBZf
— odp (@dyllyp) 28 de enero de 2017
¿Qué les pareció? Nosotros sentimos una basurita en el ojo en cuanto llegamos al final del relato pero nos aguantamos y decidimos traerlo aquí. Pensamos que es por lazos como éste, que el mundo aún tiene remedio; que a pesar de que existen personas como Donald Trump, cuyas intenciones son las de separar y crear discordia, también hay quienes prefieren ver a la gente de otros países como a su propia familia.
Siempre podemos elegir qué camino tomar.