Para estos tiempos de encierro, podemos pensar en decenas de libros de ficción o documentales, que traten este tema en donde la humanidad se encuentra de cabeza, asimilando una nueva realidad que no los convence mucho y aceptando que de ahora en adelante, las cosas van a cambiar a partir de una tragedia global.
Pensamos, primero y porque nos sentimos obligados a ello, en La peste de Albert Camus y algunos de sus pasajes que nos llegan más, hasta parece que duelen:
“La gente había aceptado primero el estar aislada del exterior, como hubiera aceptado cualquier molestia temporal que no afectase más que a alguna de sus costumbres. Pero de pronto, conscientes de estar en una especie de secuestro, bajo la cobertera del cielo donde ya empezaba a retostarse el verano, sentían confusamente que esta reclusión amenazaba toda su vida y, cuando llegaba la noche, la energía que recordaban con la frescura de la atmósfera les llevaba a veces a cometer actos desesperados“.
Sin embargo, estos tiempos en que nos debemos quedar solos, también puede servir para enfrentarse a sí mismo. Y no se manera abrumadora en un ejercicio de reflexión individual, ¿pero qué tal si se hace desde un personaje de la ficción (que raya en la realidad)?
Y aquí es cuando entra la novela El libro de Aisha de Sylvia Aguilar Zéleny, una historia corta (o noveleta, como le dice Elvis Liceaga) sobre una mujer que empieza a escribir un libro ante la “pérdida” de su hermana. Pérdida entre comillas porque la hermana no ha muerto, sino que cambió de una manera drástica, casi violenta.
La hermana de la que escribe la historia, se enamoró de un musulmán, razón por la cual decide convertirse al islam y desaparecer. Elvis, experta en libros en #SopitasXAireLibre, trae este libro como recomendación: se lee rápido, en un par de días, y resulta en algo transformador a partir de la redacción inteligente de Sylvia Aguilar y el hecho de que es una autoficción, un “libro que se escribe a sí mismo”.
Acá les dejamos la intervención de Elvis en #SopitasXAireLibre para que descubran por qué este libro vale la pena leerse en estos tiempos (o en cualquiera de ellos):