Muchos podrán pensar que el ocio es sólo una actividad propia de los seres humanos, pero la vida nos ha enseñado que no es así. Los animales también tienen tardes aburridas y suelen buscar maneras raras para entretenerse; como el caso del oso que descubrimos hace unos momentos.

Para contar esta historia tenemos que hacer un viaje a Vail, Colorado, donde una mujer reportó que su hogar había recibido una visita no deseada. Cabe mencionar que esta no es una noticia reciente, porque ocurrió hace un par de semanas.

En una tarde como todas, la universitaria de 21 años, Katie Hawlie, estaba ocupándose de sus asuntos y no reparó en cerrar la ventana de su cocina. Tal error le costó la experiencia de su vida, ya que un oso que rondaba por ahí decidió meterse a saludarla y preguntar si no le había guardado un taquito de lo que sobrara en el refrigerador.

Como era de esperarse, ella no se paró frente al animal para decirle que ahí no sirven de comer a los gorrones. Simplemente tomó su teléfono, salió corriendo del lugar y pidió ayuda a las autoridades. Afortunadamente nadie salió herido y las cámaras en la casa captaron todo lo que ocurrió cuando nuestro peludo amigo se quedó a jugar.

Casual, tocando el piano y robándose la comida de una extraña.

¿Qué les podemos decir? Todos hacemos locuras cuando estamos aburridos, pero definitivamente niveles diferentes al del protagonista de este breve relato. Una cosa es ponernos en vergüenza y que terminemos siento virales en Internet; otra es invadir la propiedad de los demás, desarrollar nuestro talento musical y acabarnos toda la mantequilla de cacahuate.

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