En un escenario cotidiano, uno entra al cajero automático, hace su debida transacción y luego se retira a seguir con sus labores diarias. No hay ningún evento extraño que modifique sus planes y por supuesto, nadie se pone a enviar notas de auxilio porque se quedaron atrapados en el lugar menos conveniente de los alrededores.

Ya saben cómo es la gente; en algún punto de su vida se mete en problemas y, en circunstancias extremas, recurre la ayuda de otros por la falta de opciones. Y eso fue exactamente lo que pasó con un pobre diablo trabajador que, por pura mala suerte, se quedó encerrado dentro de una máquina en la sala ATM de un banco en Corpus Christi, Texas.

Según los reportes de los medios, el trabajo del sujeto era instalar una nueva cerradura en las máquinas de aquella sucursal, pero accidentalmente el mecanismo se cerró, dejándolo en la oscuridad. Lo peor de todo el asunto era que el empleado no tenía posibilidad de comunicarse, porque había dejado su teléfono en su camioneta.

Sentimos la falta de seriedad en la nota, pero no pudimos evitarlo, lol.

A pesar de que todo parecía estar en su contra, el protagonista de esta historia tuvo un golpe de suerte. Como cargaba un bolígrafo y papel en sus bolsillos, se puso a escribir mensajes de auxilio para deslizarlos a través de la ranura de recibos en el cajero. Pensó que en algún momento, una persona curiosa los leería.

La nota del sujeto que quedó atrapado en un cajero

Lo cierto es que su plan no era del todo malo. Un sujeto se acercó a hacer su operación bancaria y al terminar, levantó un papelito que decía: “Por favor ayuda. Estoy atrapado aquí y no tengo mi teléfono. Por favor llama a mi jefe al …”

En un principio, la persona pensó que se trataba de una nueva forma de extorsión o simplemente de una broma de muy mal gusto. Pero la curiosidad lo venció y decidió marcar al número, haciendo que las autoridades acudieran al banco. Una vez ahí, un oficial de policía llamado Richard Olden se acercó a las máquinas y escuchó una débil voz dentro de una de ellas.

Después de un par de llamadas, el pobre hombre fue liberado de su prisión cual genio de lámpara mágica y nadie salió lastimado. Por otro lado, el oficial Richard dijo a los medios de comunicación locales que esta era la primera vez que se enfrentaba a un caso tan extraño.

“Tenemos una de esas situaciones que suceden sólo una vez en la vida y de las que probablemente nunca se volverá a ver o escuchar de nuevo”, dijo Olden.

¿Hay una lección importante qué aprender al final de esta historia? Realmente no. Este tipo de accidentes pasan y a veces lo único que nos queda es recordarlas con humor. Es más, podemos apostar que el trabajador va a contarla en las fiestas, cada vez que tenga una oportunidad.

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