Uno nunca sabe cuando será su turno de dejar este mundo. Hay personas que pasan todo el tiempo tomando precauciones para poder permanecer a salvo de cualquier peligro mortal, pero ni siquiera eso puede garantizar que vivan más tiempo que alguien más.
Este tipo de pensamientos y otros, llegan al conocer la historia del señor Tomás Rangel. El hombre de 52 años estaba muy tranquilo echándose unos tragos de cerveza y buen pulque con su familia en el barrio de San Miguel, ubicado en el municipio de Villa Victoria, cuando se tragó una abeja que cayó en su vaso.
Al verse atrapado en la garganta del sujeto, el insecto le clavó su aguijón en la tráquea y debido a la inflamación, este falleció asfixiado. La familia de Rangel intentó salvarlo al transportarlo a un hospital cercano e incluso consiguieron encontrar una ambulancia. Pero todo fue en vano, el hombre falleció en el trayecto.
Las autoridades de la ambulancia de protección Civil declararon lo siguiente:
“Estaba tomando pulque y cerveza, pero en un trago se comió una abeja. De lo tomado que ya estaba, no se fijó en lo que había en el vaso, entonces la abeja lo picó en la tráquea provocándole la muerte por atragantamiento.”
El impacto de esta noticia fue un golpe tan fuerte para la familia del señor Tomás, que su esposa e hijos entraron en un shock debido a la impresión. Después de la crisis nerviosa, la familia también ingresó al hospital para ser atendida.
“No lo podían creer, su mujer entró en shock, la tuvieron que estabilizar y mientras, se dio parte ante el Ministerio Público. Para la familia y los vecinos, la muerte del hombre cayó de sorpresa”, dijo un agente de Seguridad Pública Municipal.
Sin duda es un hecho lamentable, que nos deja meditando acerca de lo frágil que es la vida de un ser humano. En un momento estamos disfrutando de unas frías con nuestros seres queridos, y al siguiente, se apagan las luces para siempre. De todos modos, la simple idea de morir por causas como esta es extremadamente inusual y difícil de imaginar.