El 1º de diciembre la historia de México cambió completamente pues, fue el día en el que la izquierda finalmente tomó el poder de un país cansado, hastiado de su política, economía y sociedad. Fue un sábado digno de celebración, de desfiles, de discursos interminables, de bendiciones de pueblos indígenas. Se respiraba un aire de libertad que no se tenía en años, por no decir, décadas. Pero a la par de esto, un pequeño movimiento a cargo de VDM no pasó desapercibido. Es ahí donde llega música, que para muchos, especialmente aquellos amantes de ésta, es también una forma de movilizar a la gente, tomó posesión de una casa, reunió a las personas y se hizo llamar la 5ta Transformación.
¿De qué va todo esto? Simple, un lugar en el que no tengas la necesidad de salir, en la que encuentres todo lo necesario para pasar un buen rato, disfrutar de la música, estés con tus amigos y de paso, conozcas gente. La fiesta viene después. De entrada la casa parece estar dividida en tres gracias a las luces neón. La planta baja en realidad es un spot lo suficiente cómodo para el afterparty o el pre para una noche de baile. Ahí puedes dejar tus cosas sin la preocupación de que te roben (bendito guardarropa). Después, subes las escaleras y te encuentras con más luces neón, una tornamesa en la cual puedes poner tu propia música, una pantalla con visuales psicodélicos que no cesa de iluminar la habitación, barra libre y luego, unos escalones que te llevan hasta la terraza donde hay artistas pintando las paredes blancas con aerosol y todo lo que tengan a la mano para crear murales. Sus propias creaciones.
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En ese diminuto lugar era donde ocurría la magia. Ahí, comenzaron las propuestas y las apuestas por talentos ya conocidos dentro de la escena mexicana y unos nuevos. Primero Corina Lawrence, después Choco. Ambos sets que cuentan con un poco de rap, hip hop y electrónica, que se encargaron de prender a la gente para después darle lugar a Timothy Brownie, una de las bandas que ya tiene rato en actividad y que, después de una pausa, regresó este 2018 para ofrecer algunos shows íntimos en bares pero también para formar parte de Bahidorá 2018 y en la 5ta Transformación.
La agrupación liderada por Mariano Lanus, tomó el poder de la azotea y a su manera (una ya bastante peculiar), puso a bailar a todos. Ellos, como ya es su costumbre, al final de su set aventaron sus ya famosos brownies y la gente, que no paraba de moverse de un piso a otro, de beber cerveza, de disfrutar de la noche en sí y de la compañía, se alegró de estar ahí, de pertenecer a esta propuesta que en la juventud, uno de los principales motores del país, tiene por ofrecer.
Ya entrada la madrugada llegó Bostich, uno de los artistas más importantes en México y con un amplio catálogo musical para poner a bailar a la gente no solo dos horas, sino hasta la mañana siguiente. Feliz de formar parte de todo esto, Ramón Amezcua y la mente detrás de Nortec Collective nos dio una buena dosis de música electrónica digna de un concierto. La gente no cesaba de bailar, quería más, pedía más. Y al final del set, agradeció a Ramón por esto, por haberlos hecho sentir libres.
Tras el set de Bostich nos encontramos con Paloma Megdalia, una mujer que se encargó de cerrar una noche musical que quedó para la historia, y que sin importar el frío o los primeros sonidos de la mañana, su música acompañada de proyecciones cumplió con el objetivo de esto, la 5ta Transformación, un evento que comenzó como un rumor, una posibilidad, una opción en el corazón de la ciudad y que después, se llenó de agradecimientos, de aplausos por el retorno de algunas bandas y artistas que creímos jamás sería tan fácil verlos.
