Hoy se llevará a cabo la inauguración de los Juegos Olímpicos de Río 2016, el evento deportivo más importante del mundo que hemos esperado por 4 años. Desde hoy hasta el 21 de agosto estaremos al tanto de las múltiples competencias deportivas en donde miles de deportistas de todo el mundo buscarán consagrarse con la medalla de oro.
Por esta razón la inauguración seguro se celebrará en grande, teniendo en cuenta el calor y simpatía de Brasil. El evento tendrá infinidad de luces, shows, parafernalia increíble e invitados de honor; entre estos, Elza Soares, quien de inmediato nos sorprendió y alegró los corazones. Pero… ¿quién es Elza Soares?
Hablar de Elza Soares no es tarea fácil, y tendrán que disculpar a este pobre editor que seguro quedará corto con tan imponente figura que representa. Hoy en día es considerada por la crítica como una leyenda viviente, una prodigio que sigue los mismos pasos que Tina Turner, Edith Piaf, Celia Cruz y Louis Armstrong -mismo que la llamó “su hija”-.
Elza Soares es considerada como una de las cantantes brasileñas más importantes de la historia, y como una mujer que siempre utilizó la vanguardia como el infinito límite de su expresión. Logró consagrar un sonido nuevo, renovó y regeneró la samba, y todo a pesar de la infinidad de trágicas adversidades que se le cruzaron en el camino.
Ella nació en las profundidades de una favela carioca, apretujada entre el arduo trabajo, los sueños y el hambre tuvo una infancia y adolescencia ad hoc al gris paisaje que la acompañaba. Fue obligada a casarse a los doce años de edad para que sus padres evitaran una boca más por alimentar; a los trece ya era madre; a los quince vio morir de hambre a su segundo hijo; a los veinte tuvo su quinto hijo, y a los veintidós quedó viuda de un hombre que anteriormente le había disparado en el brazo porque consideraba que las cantantes eran prostitutas; cicatriz que ha cargado hasta el día de hoy.
La carrera de Elza empezó a muy temprana edad. A los dieciséis años subió por primera vez a un escenario en el programa de premios de Ary Barroso. Era la televisión e indudablemente el único requisito era que tenía que lucir “bonita”, fue así que Elza buscó entre su ropero y decidió ponerse un vestido de su madre, quien era veinte kilos más grande. Para que el vestido quedara, funcionaron algunos pasadores; sin embargo, cuenta la leyenda que el público se río a carcajadas de su singular y contrastante vestimenta, lo cual resultó ser uno de los momentos más humillantes de la cantante. Pero fue ahí que también nació su inigualable carácter, sin perder los estribos tomó el micrófono y soltó el alma a través de su voz, misma que poco a poco opacaban las carcajadas, quedando todos en silencio, atónitos y rematando con aplausos y alabanzas que la llevarían al éxito.
La singular forma de cantar de Elza, quien aprendió mientras subía por las colinas de su favela cubetas de agua, sorprendió a todos de inmediato. Y es que su voz profunda y desgarradora transformó la samba más popular del momento. De pronto incluyó un estilo más oscuro a la samba, donde el soul y el jazz marcaron mayor influencia y en donde un malestar, muy al estilo de Louis Armstrong, demostró que la samba no era necesariamente de voces dulces.
El éxito de Elza se elevó de inmediato, de pronto recibió un sinfín de invitaciones para colaborar y trabajó en Argentina con grandes músicos del momento como Astor Piazzolla. Allí logró sobrevivir y recaudar dinero cantando boleros y tangos, y a pesar de que su representante huyó con todo el dinero, regresó a Brasil para continuar con su nueva vida.
Los discos de Elza causaban revuelo de inmediato, la vanguardia y atrevimiento en su música demostró su genialidad. La samba mostraba otro rostro, un rostro que nadie se había atrevido a dibujar por la falta de curiosidad, por falta de coraje por intentarlo, y más aún, el talento por hacerlo con tanto sentimiento… el cual emitía tanta sinceridad.
Todo parecía ir bien hasta que Elza conoció y se enamoró de Garrrincha, una de las máximas glorias del fútbol mundial. Esto le llevó a Elza la etiqueta de “mala dama”, debido a que Garrrincha decidió separarse de su esposa y dejó a sus hijos con tal de irse con la cantante. El público comenzó a adoptar cierto odio a la cantante mientras ella tenía que batallar con la enfermedad de alcoholismo que sufría Garrrincha. Esta fue una relación que se vio envuelta en un sinfín de controversias y discusiones que llegaban a la violencia. Y por si fuera poco, ambos fueron exiliados por la dictadura militar en 1970, huyendo, después de que ametrallaran su casa, a Italia, de donde volvió para dejar solo a Garrrincha quien murió posteriormente por alcohólismo crónico. Cuando regresó quiso retomar las andadas tras el micrófono; de pronto Caetano Veloso la redescubrió y la invitó a cantar el tema “Língua”, lo cual muchos creían como el esperado retorno. Pero a decir verdad duró poco debido a la muerte de su único hijo con Garrrincha, quien perdió la vida en un accidente automovilístico en 1986. Ella se fue a vivir a Los Angeles donde parecía que abandonaría todo.
Fue hasta que en el 2000 logró revivir tras haber recibido el orgullos título de “la mejor cantante del milenio” que le otorgó la BBC tras su exitosa gira por Inglaterra donde todos los críticos quedaron atónitos ante el espectacular desempeño en el escenario.
Fue así que todos se dieron cuenta de cómo Elza, a pesar de todo lo que había vivido -y sufrido- jamás detuvo su coraje por exponer sus sentimientos tras el escenario. Porque si muestra tanta sinceridad en el escenario es porque ha sido una persona que ha vivido demasiado, que ha logrado observar, tocar y lamer desde los acontecimientos más alegres, atroces, como melancólicos, y tiene la fuerza para traducirlo en desgarradoras notas bajo su inigualable voz.
“You are my daughter /Tú eres mi hija”, repetía infinidad de veces Louis Armstrong cuando ambos se cruzaron en la prensa chilena durante el Mundial de Fútbol de 1962. Un reconocimiento sumamente incomparable que sólo una leyenda puede recibir de otra leyenda.