Lo que necesitas saber:
Te contamos por qué deberías seguir de cerca el Polaris Music Prize, que premia lo mejor de la música canadiense.
Esta semana se celebró la premiación del Polaris Music Prize, premio que se otorga anualmente al mejor álbum canadiense del año. Este año, el álbum ganador es All Cylinders de Yves Jarvis, que combina Rhythm & Blues, pop-rock retro. Superó a artistas como Bibi Club, Lou-Adriane Cassidy, Marie Davidson, Saya Gray, Mustafa (antes Mustafa the Poet), Nemahsis, The OBGMs, Population II y Ribbon Skirt.
Pero, ¿Por qué deberías seguir más de cerca el Polaris Music Prize? A propósito de su entrega número 19, te dejamos algunos puntos para entender la importancia de estos premios que han tenido galardonados legendarios.
Los Polaris Music Prize y su importancia a nivel global
¿Qué son los Polaris Music Prize?
Los Polaris Music Prize son un premio canadiense que se entrega cada año desde 2006. Se dan al mejor álbum canadiense del año basándose en mérito artístico, sin importar el género musical, ni las ventas, ni lo grande de su sello discográfico. Son algo así como el mítico Mercury Prize de Inglaterra, pero de nuestros amigos canadienses. Además, las presentaciones en vivo no pueden faltar:
Cada año se hace una ceremonia de gala, después de un proceso con filtros de listas preliminares: primero se publica una Long List de unos 40 álbumes, luego una Short List final de unos 10 nominados, y de esa lista, un jurado decide el disco ganador. El premio principal incluye un monto en dinero, que actualmente es de unos nada despreciables $30,000 dólares.
Además, existe un premio paralelo: el Slaight Family Polaris Heritage Prize, que reconoce álbumes clásicos canadienses que salieron antes de que existiera el Polaris (es decir, anteriores a 2006), para premiar obras que han sido importantes pero tal vez olvidadas. Este año se lo llevó The Organ, la legendaria banda de post-punk de Vancouver.
Y apenas este año, se añadió el Polaris Song Prize (SOCAN Polaris Song Prize) para honrar canciones individuales además de álbumes, y Mustafa se lo llevó en su primera edición, con la rola “Gaza is Calling”.
Leyendas que han ganado el Polaris a través de los años
Aquí hay algunos ejemplos de ganadores, que muestran lo diverso e influyente que puede ser este premio. A través de los años, el Polaris ha tenido un oído clínico, cuando un proyecto trae algo intrigante o diferente que les llama inmediatamente.
Arcade Fire ganó por The Suburbs (2011). Uno de esos álbumes que ya tienen estatus de clásico dentro del indie/pop moderno canadiense, y con el que la banda canadiense irrumpió al mainstream.
Feist se lo llevó en 2021 por Metals y en 2013, Godspeed You! Black Emperor con Allelujah! Don’t Bend! Ascend!. Un par de proyectos de nicho, que en ese entonces ya eran relevantes pero que el Polaris Music Prize ayudó a impulsar mundialmente.
Kaytranada con 99.9% (2016). Un giro hacia lo electrónico, lo hip-hop y lo avant-pop; ganó entre un grupo muy diverso, y te contamos todo por acá. Lido Pimienta se lo llevó por La Papessa (2017). Un ejemplo más de cómo el premio apoya artistas con trasfondos culturales diversos.
Estos ganadores no sólo son populares, sino artísticamente relevantes, y muchos de ellos traían propuestas arriesgadas o innovadoras, y el Polaris fue un empujoncito que hizo que el mundo volteara a verles.
Motivos por los que hay que ponerle más atención
¿Por qué el Polaris merece que lo sigas más de cerca? Aquí te dejamos las razones concretas para que desde que salga la Long List, a inicios de año, escuches los discos seleccionados.
Diversidad de géneros. Polaris no premia solo un género, y puedes añadir propuestas frescas a tus listas. Tenemos álbumes de electrónica, rap, folk, pop alternativo, y demás. Ejemplos: Tanya Tagaq (experimental, canto tradicional inuit), Kaytranada (electrónica / hip-hop), Jeremy Dutcher (música indígena / clásica / contemporánea). Esa variedad da pistas de lo qué está haciéndose innovador en un país multicultural como Canadá.
Caza talento emergente. Muchos ganadores o nominados no son artistas ya ampliamente conocidos fuera de ciertos círculos; y las listas pueden tener joyitas ocultas que de otra forma no llegarían a nuestros oídos. El Polaris sirve como plataforma para que sean reconocidos y escuchados.
Mérito artístico sobre métricas comerciales. Las ventas o streaming no pesan más que la creatividad, la originalidad, o la contribución artística. Eso empuja al premio, con la misma mística de los Mercury, a impulsar ese “algo” que tiene un proyecto sobre los demás, año tras año.
Es un puente cultural y de identidad. Canadá es un país con muchas identidades culturales, lenguas (inglés, francés, lenguas indígenas), comunidades diversas. Polaris refleja eso al premiar álbumes que usan esas lenguas, que representan en algunas ocasiones minorías culturales. Jeremy Dutcher, por ejemplo, canta mezclado con lenguas indígenas y ha logrado reconocimiento nacional.
Si te interesa lo nuevo que late en la música, no solo lo que ya todo el mundo escucha, el Polaris Music Prize es un premio que debes seguir. No solamente por lo que reconoce, sino por cómo lo hace: sin géneros definidos, sin necesidad de vender millones, pero con un criterio artístico serio.

