Reseña y fotos: The Maccabees
Lunes, 5 de octubre
El Plaza Condesa
México, D.F.
EL CONCIERTO:
La banda británica The Maccabees se encuentra estrenando su nuevo álbum Marks to Prove It, el cual ha tenido un gran recibimiento por los -casi- tres años que tuvimos que esperar, obteniendo un álbum con mucha energía e imponente instrumentación que a muchos nos ha impactado comparándolos con sus anteriores álbumes. Por este motivo la banda se encuentra actualmente de gira por diferentes países, ofreciendo así una noche muy emotiva para la Ciudad de México.
SETLIST:
1- Wall of Arms
2- Feel to Follow
3- Kamakura
4- Young Lions
5- Love You Better
6- Forever I’ve Known
7- Something Like Happiness
8- WW1 Portraits
9- Precious Time
10- Can You Give It
11- Marks to Prove It
12- No Kind Words
13- Spit It Out
Encore:
14- Slow Sun
15- Toothpaste Kisses
16- Pelican
OPINIÓN:
En punto de las 9 el Plaza Condesa se encontraba casi lleno, la gente se comenzaba a acomodar entre la multitud que esperaba impaciente la salida de The Maccabees. Para nuestra fortuna -nosotros los ancianos que ya no aguantamos conciertos en lunes- no hubo ningún telonero; por lo tanto, sabíamos que este golpe de emoción sería directo.
A las 9:14 la banda saltó al escenario y empezó con “Wall of Arms”, lo cual tomó por sorpresa ya que creíamos empezarían con sus temas más nuevos; era tanta la emoción y energía con la que empezaron que inmediatamente el público adoptó la misma actitud. Y es que quienes asistieron concordarán conmigo que aquellos cambios abruptos de tiempos e intensidades fueron sublimes.
Estaban en frente de nosotros, alineados de izquierda a derecha: Felix White (guitarra), Orlando Weeks (guitarra y voz), Hugo White (guitarra), Rupert Jarvis (bajo) y Sam Doyle detrás en la batería junto a la tecladista que los acompañó.
La energía se apoderó en todo momento, desde el inicio del set la banda tenía muy en claro cuáles eran sus intensiones: hacer mover a la gente -y creo que lo lograron muy bien-. En muchos momentos nos saludaron y agradecieron, mostraron lo felices que se encontraban al regresa por segunda ocasión a México y por cómo los han tratado desde el staff del Plaza hasta cada uno de los fans que permanecían gritando de emoción.
A pesar de que pudieron haber tocado por completo su nuevo álbum “Marks To Prove It”, la banda consideró a los fans y escuchamos grandes temas de sus publicaciones pasadas pero bajo un Maccabees distinto, se nota inmediatamente la evolución que la banda ha logrado a lo largo de su carrera y específicamente en los últimos años que se mantuvieron en un relativo silencio previo a su último lanzamiento.
Por momentos Felix White incitaba a la gente en no perder la locura: levantaba las manos, pedía que aplaudiéramos al ritmo de la canción, gritaba, agradecía, etc; un momento increíble fue cuando pidieron al público brincar al ritmo de la canción, lo que terminó haciendo retumbar el piso del Plaza. El momento cumbre llegó al final de su set, cuando el público gritaba con emoción “Ma-cca-bees” y el baterista en un gesto de agradecimiento levantó una bandera mexicana desde su lugar, terminando de inundar todo el sitio en gritos.
Fue un concierto bastante emotivo y energético que indudablemente gozaron desde los viejos fans de Maccabees (que han estado tras de ellos desde hace casi 7/8 años) como los fans mas jóvenes que ahora son parte de la nueva evolución que Maccabees ha logrado.
Realmente sorprendió el excelente manejo de sus instrumentos y sus múltiples personalidades en sus canciones, por momentos parecía ser un mar sentimental con altas y bajas tan naturales que el cuerpo parecía moverse por sí mismo. No importaron tanto los pormenores que encontramos, como las muy ligeras fallas de audio en una que otra canción o hasta el error de Orlando Weeks al olvidar un tantito la letra de una canción, la cual sólo lo tomaron con sonrisas mientras seguían tocando.
Por cierto, fuera de todo… la banda nos trolleó, tomó posesión de nuestra cuenta de Instagram para fotografiar su visita en México, aquí pueden ver las fotografías.
GALERIA:
DURACIÓN: 1 hora y 15 minutos
FOTOS: Montserrat Castro
RESEÑA: Diego Cornejo