Con motivo de la celebración del Día del Padre, ese ser al que debemos la vida y, supuestamente, la disciplina, decidimos recuperar cinco historias relacionadas con la manera en que han demostrado su amor los influyentes padres de la política nacional hacia sus hijos. Historias que muestran como los políticos llevan a flor de piel el cariño por sus crías, a pesar de los desmanes de sus traviesos y a veces inoportunos vástagos.
5. Porfirio Díaz protege el honor de su hija
Como todo buen padre, el general Díaz le tenía gran cariño a su primogénita, Deonicia Amancise de Jesús Díaz Quiñones, hija de una relación fuera del matrimonio del caudillo, a quien todos los biógrafos señalan como la hija consentida del dictador. Amada, como Díaz llamaba cariñosamente a su hija, se casó a los 19 años con Ignacio de la Torre y Mier, un joven hacendado azucarero de una de las más acaudaladas familias de México.
Inmediatamente después del matrimonio, Porfirio Díaz impulsó la carrera política de su yerno, primero nombrándolo diputado federal y posteriormente candidato a gobernador por el Estado de México. Pero la vida personal de De la Torre comenzó a pagarle factura. Los detalles sobre sus aventuras homosexuales corrieron como el polvo, por lo que tuvo que renunciar a la candidatura y dedicarse sólo a los negocios. El escándalo más famoso protagonizado por el “yerno de su suegro” (como apodaban a De la Torre en la época) ocurrió en el famoso “baile de los 41”, cuando una redada realizada el 18 de noviembre de 1901 en una casa particular terminó con 41 detenidos acusados de faltas a la moral que fueron enviados a realizar trabajos forzados al Valle Nacional de Oaxaca. De la Torre logró librar el castigo por un indulto del presidente, que quería salvar el honor de su hija.
4. Díaz Ordaz y The Doors en los Pinos
Gustavo Díaz Ordaz, probablemente el presidente con más mano dura que ha tenido México en su historia reciente, aborrecía el “nuevo ritmo del rock and roll”, por considerar que incitaba a la rebeldía a los jóvenes mexicanos, sin embargo, su hijo Alfredo Díaz Ordaz Borja era un fan acérrimo del género. Se cuenta que en 1969 el gobierno mexicano impidió que se realizara un concierto de The Doors en la Plaza de Toros México porque se tenía prohibida cualquier concentración juvenil después de los terribles hechos del 2 de octubre de 1968.
A pesar de negarles el permiso, Jim Morrison y su banda llegaron a México a tocar al Forum, un local más pequeño ubicado en la colonia del Valle, donde los músicos tocaron durante 5 noches ante varios juniors, incluyendo a Alfredo Díaz Ordaz. Cuenta la leyenda que el hijo de Díaz Ordaz, invitó a The Doors a Los Pinos, y ahí se pusieron a fumar marihuana en el despacho del presidente. Mientras la gran mayoría de los jóvenes tenían prohibido reunirse o asistir a conciertos, el hijo de Díaz Ordaz sólo recibió un regaño de parte de su padre por llevar al rey lagarto al despacho presidencial.
3. López Portillo y sus hijos
Durante su periodo como presidente José López Portillo fue famoso por sus excesos, entre los que se incluye la manera en que ayudó a impulsar las carreras de sus hijos. La historia más famosa involucra a su hijo mayor, José Ramón López Portillo, a quien sin importar las formas nombró subsecretario de Programación y Presupuesto porque, según él, no existía mejor candidato para el puesto. El presidente, con una mezcla de orgullo e ironía, se refería a su hijo como “el orgullo de mi nepotismo”. A pesar de que López Portillo presumía la capacidad de su hijo, después de su sexenio José Ramón nunca volvió a ocupar ningún cargo en la administración pública.
Además, mientras el presidente también apoyó la incipiente carrera de su hija Paulina como cantante. Se cuenta que representantes del estado mayor recorrían las estaciones de radio repartiendo el LP de Paulina López Portillo, lo que prácticamente obligaba a las estaciones a pasar las poco inspiradas letras de la hija del presidente de las patillas inmensas.
2. El Negro Durazo y el Yoyo Durazo
Arturo “el Negro” Durazo, el tristemente célebre jefe de la policía en el sexenio de López Portillo, también repartió parte de su poder en sus hijos, sobre todo en Francisco “Yoyo” Durazo, de quien se cuentan un sinfín de anécdotas en las que el influyentismo estaba presente y se le menciona como el arquetipos de los juniors de hoy en día.
Se cuenta que, por ejemplo, el Yoyo Durazo siempre iba acompañado de ocho agentes de la policía, quienes lo ayudaban en sus desmanes, como cerrar constantemente Anillo Periférico para realizar carreras de coches o manejar a toda velocidad su nueva motocicleta. También se dice que en una ocasión baleó el coche de un profesor del Colegio Irlandés, donde estudiaba, cuando éste reprobó a uno de sus amigos, por mencionar sólo unas de las cientos de historias que se cuentan del hijo del Negro Durazo, quien siempre solapó y festejó en público y en privado las correrías de su vástago.
1. Ernesto Zedillo y U2
En 1997, durante un concierto de U2 en el Foro Sol, los hijos del entonces presidente Ernesto Zedillo intentaron ingresar a los camerinos del inmueble. El staff de seguridad de la banda intentó impedir el paso de los hermanos Zedillo, pero los guardaespaldas de los hijos del Presidente agredieron al staff, como resultado dos miembros del equipo de U2 resultaron heridos, uno con una contusión en el cráneo (resultado de un cachazo) y Jerry Mele, jefe de seguridad de la banda por más de diez años, fue atropellado por una de las camionetas en las que viajaban los Zedillo. Mele nunca se recuperó de la severa lesión en la columna vertebral que le ocasionó el accidente y tuvo que dejar de trabajar.
Se cuenta que Ernesto Zedillo invitó a U2 a la Residencia de Los Pinos después del incidente, la banda accedió a ir pensando que el Presidente les ofrecería una disculpa y algún tipo de indemnización a los agredidos. Sin embargo, Zedillo les pidió que le firmaran unos CD y les exigió que reprendieran a su equipo de seguridad por la manera en que habían tratado a sus hijos.
Lamentablemente todas estás historias no lucen tan alejadas de la realidad actual. Hoy cada pocas semanas se conoce alguna nueva historia de algún caso de prepotencia, nepotismo o corrupción de algún hijo de un político, sin distinguir partido.