Ayer se cumplieron cuatro años del terrible terremoto que cimbró a la isla caribeña, por lo que haitianos recordaron a las miles de personas que perdieron la vida en aquel acontecimiento.
Mediante pequeñas ceremonias ayer domingo la población de Haití conmemoró un año más del catastrófico terremoto que en 2010 azotó a su nación. El presidente Michel Martelly y la primera dama Sophia Martelly se encargaron de encabezar los honores realizados en la capital Puerto Príncipe, lugar donde fue erigido un monumento en memoria de las personas que murieron ese día.
“Cuatro años después, creo que hemos avanzado tremendamente”, comentó el presidente Martelly en relación al número de habitantes que aún no cuentan con casa, así como de la construcción de infraestructura y de las constantes visitas que líderes extranjeros realizan a la isla.
“Por supuesto queda mucho por hacer”, afirmó el presidente durante la “jornada de conmemoración y reflexión” que es como se le ha designado al 12 de enero, día en que se recuerda a los fallecidos por el terremoto.
Desde el feroz terremoto, tanto el palacio presidencia como la catedral permanecen en ruinas. Pese a los señalamientos de Martelly y que el 90% de los desplazados a regresado a su lugar de origen, aún hay cerca de 146 mil personas en situación de pobreza extrema y viviendo en carpas.
Aunque ya pasaron cuatro años, resta remover 20% de los escombros generados por el terremoto, así como la rehabilitación de más de 800 kilómetros de rutas.
De igual forma, resta la rehabilitación de las redes de distribución de agua potable y el servicio de electricidad. Ambos servicios además de necesitarse que trabajen normalmente, también deben extenderse. EN su momento, la falta de varios servicios y productos básicos causaron saqueos masivos.
En el terremoto que azotó a Haití el 12 de enero de 2010 murieron cerca de 200 mil personas, resultaron desplazadas 1.5 millones y las pérdidas se calcularon en 7 mil millones de dólares.
De acuerdo con Oxfam International: “817.000 personas aún requieren asistencia humanitaria debido a las precarias condiciones de vida y al alto riesgo de ser desalojadas forzosamente de los 306 campos de desplazados restantes. Asimismo, la inseguridad alimentaria, los altos niveles de desnutrición y la persistencia del cólera hacen que la población siga dependiendo de la ayuda humanitaria. Concretamente el cólera supone una grave crisis de salud pública, ya que Haití registra la mitad de los casos sospechosos de cólera en todo el mundo.
