Las apasionadas y polvorientas “retas” de fucho que semanalmente se viven en las canchas de la delegación Benito Juárez podrían llegar a su fin. Al menos en su modalidad “el que pierda, paga las caguamas”, ya que ese dinero tendrá que ser invertido por los jugadores amateurs en el pago del permiso para jugar.
Tal y como lo están leyendo. Con el argumento de “modernizar” las canchas, las autoridades de la referida delegación amenazan con concesionar las canchas del parque Arboledas. Es decir, comenzar a cobrar el uso de los escenarios del balompié llanero, que durante cuatro décadas dieron cabida a visitantes de todas edades y condiciones sociales.
De acuerdo con Roberto Bolaños, uno de los vecinos del parque ubicado en la colonia del Valle, entrevistado por el diario La Jornada, con el cobro del uso de cancha, el lugar quedará bien fresa. Se les colocará pasto sintético, gradas y bardas… lo cual no está nada mal. Lo que si no cae muy en gracia, es que “van a cerrar un espacio abierto que es utilizado por los vecinos y por mucha gente que viene de visita, y se hace una convivencia social muy agradable”, refirió el hombre cuyo apelativo es híbrido del escritor chileno y el comediante mexicano.
En la remodelación del parque, se pretende invertir cerca de 10 millones de pesos, de los cuales 4 millones 900 mil pesos irán para la modernización de las canchas. Esto, no es para nada visto mal por los que usan las instalaciones, ya que –recuerdan– hace dos años pidieron que para este asunto se utilizaran los 643 mil pesos del presupuesto participativo. “Lo probaron, pero nunca lo ejercieron”, señalan los colonos.
Con la llegada de ligas de futbol al parque, se prevé que se le comenzará a dar uso privado a las instalaciones, tal y como ya ocurrió en otros espacios. “Allá [en parque la Fragata, en delegación Coyoacán] se cobra por el uso del espacio. Ya no hay acceso a los vecinos y ha habido manifestaciones de usuarios que fueron excluidos”, comenta Bolaños.
No es la primera vez que se pretende dar cancha al futbol rápido en afectación a los que nomás van a echar la “reta”. Según refieren los vecinos, en 1996 se quiso concesionar el espacio, pero las protestas hicieron que se detuvieran los trabajos.