La medida se oye bastante bien. Sin embargo, habrá que ver qué puede hacer el nuevo salario contra la inflación del 475% registrada en 2016. Además de la que se tiene pronosticada para este año que es ¡del 700%!
En lo que parece un desesperado intento para recuperar la simpatía de quienes ya le están volteando bandera, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ordenó que el salario mínimo tenga un incremento del 50%. Esta medida hará que el ingreso mensual llegue a los 40 mil 638 bolívares. Se oye como mucha lana, pero en realidad sólo son 60 dólares, según la tasa más alta de cambio.
Además del aumento salarial (el quinto en un año y que también abarca a los pensionados), Maduro anunció el otorgamiento de un bono de alimentación de 63 mil 720 bolívares. Este último será reajustado en los próximos días. Todo en aras de que los venezolanos puedan medio cubrir el creciente costo de vida.
Digamos que tienen lana… pero de qué sirve, si ni alimentos hay en las tiendas. Ahhh, ese punto también se intenta atender, mediante la creación de un plan para crear “un sistema de tiendas que venderán productos básicos a precios subsidiados. Estará controlado por los comités locales de abastecimiento y producción (organizaciones comunales que distribuyen comida en zonas populares)”, señala La Jornada.
Y como el miedo no anda en burro, además de estas “buenas noticias”, Maduro aprovechó para hacer otro importante anuncio. La creación de un comando encabezado por su nuevo vicepresidente, Tareck El Aissami. Éste se hará cargo de apagar los planes en caso de un posible golpe de Estado. “¡Oligarcas, temblad y ríndanse, porque llegó el comando nacional antigolpe!” Entre las funciones de este amistoso comando estarán el tomar medidas preventivas, legales y correctivas contra todos los sectores considerados golpistas y terroristas.
Pese a estas medidas anunciadas, para los opositores al gobierno venezolano el presidente nada más hace como que trabaja. Han adelantado que, así como el año pasado, intentarán sacar a Maduro de la presidencia. No por la fuerza, sino a través del Congreso: se le acusará de “abandono de funciones”, advirtió Julio Borges, presidente del Congreso.