Ora sí que beso en la boca es cosa del pasado para los protocolos entre políticos de Rusia. Sí, lo que una vez fue algo súper normal entre camaradas de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), hoy sólo queda el recuerdo entre archivos fotográficos o anécdotas.
Por acá les vamos a contar qué onda con los besos entre políticos de la URSS y similares —algunos líderes de naciones que adoptaron el sistema socialista antes y después de la Segunda Guerra Mundial.
Y que de hecho, uno de estos momentos fue icónico: el beso fraternal socialista entre el líder de la URSS Leonid Brézhnev y Erich Honecker, presidente de la RDA (República Democrática Alemana o Alemania del Este, Alemania Oriental) en 1979 y captado por el fotoperiodista Régis Blossu.
El saludo, el beso y la URSS
Los besos y saludos, al menos en Occidente, han sido sinónimo de camaradería, igualdad y respeto desde hace un bueeen de tiempo.
En el caso de los besos, el de la mejilla arrancó con todo después de la Revolución francesa en 1789.
Pero entre la URSS y otras naciones socialistas surgió el protocolo entre líderes y políticos para mostrar la fuerza de sus alianzas mediante el saludo.
Así es como llegamos al saludo socialista que consistía en abrazar al o a la camarada y darle unos tres besos en las mejillas.
Algo similar al saludo francés posterior a la Revolución francesa, aunque allá en la URSS lo perfeccionaron con un beso en la boca, que era usual entre camaradas súper cercanos y cercanas.
El beso fraternal socialista
El protocolo era que ya con el beso en la boca era suficiente para demostrar que había una fuerte unión entre los países y repúblicas. Un poco para reafirmar el poderío del sistema socialista frente a Occidente y aún más en contexto de la Guerra Fría.
Aunque, por ejemplo en Asia, este saludo y beso era bien recibido y los líderes de aquel continente preferían marcar distancia. O sea, aceptaban saludar a los camaradas, pero del beso nada. Digamos que el beso en la boca estaba más normalizado en Europa.
“Como político es basura, ¡pero qué bien besa!”
Ajá. La URSS y otros países socialistas europeos se dejaron de tabúes porque el mensaje político era más que suficiente que los dogmas que por aquellos tiempos reinaban y que veían en un beso entre hombres o entre mujeres un sacrilegio.
Uno de los momentos más recordados fue el beso entre el buen Leonid Brézhnev y Erich Honecker, en 1979 en contexto del aniversario de la RDA —la foto fue inmortalizada precisamente en lo que quedó del Muro de Berlín, tras su caída, por el artista Dmitri Vrúbel.
Hay anécdotas que cuentan que Brézhnev llegó a bromear con el comentario:
“Como político es una basura, ¡pero qué bien besa!”. Y así como aquellos dos políticos, también hay fotos de líderes como Iósif Stalin o Mijaíl Gorbachov demostrando la fuerza de sus alianzas. Algo que —estamos hablando del beso en la boca— ya no se ve en estos días.