“Sirvió a su esposo/ vistió a los niños/ cambió pañales/ sirvió los panes/ llevó a sus hijos para la escuela/ pensó en la dieta que se comían/ midió el dinero, compró verduras/ palpó lo gris de su economía/formó en la cola de las tortillas/ cargó a Francisco, miró la calle/ por todas partes había mujeres/ todas compraban y se movían/ cumplían aisladas con sus deberes/ le recordaban a las hormigas/ sintió de pronto que eran amigas”. Esta es apenas una estrofa del tema La Mujer (se va la vida, compañera) del compositor chilango León Chávez Teixeiro, el cual retrata de manera puntillosa la asfixiante rutina y el extenuante trabajo de una ama de casa.

La canción continúa: “Puso la mesa, sirvió a los niños/ cambió pañales, cortó los panes/ limpió de nuevo mesa y cocina/ le dio a Mercedes la medicina/ pidió su turno en los lavaderos/ talló vestidos y pantalones/ miró la ropa tendida al sol/ como si ayer no se hubiera hecho/ la misma friega todos los días/ se caminaba de nuevo el trecho/ sintió la vida como prisión/ se le escapaba todo lo hecho”. El cantautor nacido en la colonia Guerrero sintetiza en esta canción la realidad de muchas mujeres mexicanas. Las de aquellos tiempos y las de ahora. Inmersas en un trabajo intensivo que nunca acaba y que, además,  no paga.

Actividades cotidianas como la preparación de alimentos, la limpieza del hogar, el cuidado de los niños, de los adultos mayores, de personas que padecen una discapacidad o enfermedad suelen recaer —mayoritariamente— en mujeres y niñas en nuestro país. De acuerdo con la organización no gubernamental Oxfam, esta pesada carga de trabajo de cuidado disminuye las posibilidades de las mujeres mexicanas para estudiar, capacitarse y acceder a trabajos bien pagados. Las laboriosas tareas del diario también les impiden descansar o hacer cualquier cosa que les plazca porque no tienen tiempo libre. ¿Qué es lo peor del caso? El trabajo de cuidados es 24/7, implica grandes esfuerzos y no tiene remuneración económica.

Desigualdad: Día de la Madre
Imagen: Shutterstock

De acuerdo con la organización cuyo lema es “trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento“, la mayor parte de este duro trabajo lo realizan niñas y mujeres mexicanas. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 80% de la población femenil en nuestro país se dedica a estas labores, mientras que sólo 20% de los hombres mexicanos se ocupan de estas tareas. La desigualdad en la repartición de los cuidados provoca que las mujeres tengan menos posibilidades para desarrollarse que los hombre. Por ejemplo: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que sólo 47% de las mujeres mexicanas en edad productiva trabaja y obtiene un pago, mientras que 82% de los hombres mexicanos sí participa en la fuerza de trabajo remunerado.

“Se va la vida, se va al agujero/ como la mugre en el lavadero/ se va la vida, se va al agujero/ como la mugre en el lavadero”, canta Chávez Teixeiro en el coro de La Mujer.

Lo que se propone para mejorar las condiciones de las mujeres

Oxfam exhorta a que se dignifique, profesionalice y regule el empleo en el hogar y que se generen servicios públicos de cuidado que sean accesibles y de calidad. Aunque las mujeres que se dedican a las labores del hogar y del cuidado de la familia no reciben un pago por hacerlo, su trabajo tiene un valor económico que en 2015 alcanzó un nivel equivalente a 4.4 billones de pesos, lo que representó el 24.2% del PIB del país. En este micrositio del Inegi puedes calcular cuánto vale el trabajo que haces diariamente en tu hogar: visita el Simulador del valor económico de las labores domésticas y de cuidados. Las cifras resultantes en el simulador reflejan el sueldo neto que podrían percibir los miembros del hogar por realizar una actividad parecida en el mercado.

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Comentarios

Comenta con tu cuenta de Facebook