Bueno, pues si ya por ahí hubo un güey que dijo que la corrupción es cultura, pues no había muchas razones para que tal práctica no tuviera su día… en contra, claro está.
Olvidándose por completo que ese día murió mi Jenny Rivera, en la Cámara de Diputados se decidió marcar el 9 de diciembre como el Día Nacional contra la Corrupción. Ya, así, por decreto. Ahora nomás falta que el proyecto se vaya al Senado para su ratificación.
Aunque parecería, la propuesta no salió de algún representante de Morena. Sin temor de dios, fue diputada del PRI, Ana Lilia Herrera, quien lanzó la iniciativa de darle a la lucha contra la corrupción su día, ya que –asegura– urge sensibilizar a la población sobre este problema, así como llamar la atención por todos los medios posibles para que se vea que es un “asunto sin resolver” (no shit, Sherlock).
“El combate a la corrupción no se da con buenas intenciones, no se da con discursos, se da con hechos y es bien importante que podamos alentarlo por todas las vías posibles”, señaló la priista, en un acto que algunos consideran como pedradota a la 4T.
No sólo corrupción, también impunidad
La iniciativa del Día Nacional contra la Corrupción salió de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, cuyos integrantes aceptaron que no se conoce a ciencia cierta cuál es el nivel de corrupción que hay en el país… pero en una cosa sí tienen certeza: que, según mediciones internacionales, “vamos de mal en peor”.
En el dictamen de la iniciativa citada por La Jornada se indica que en el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto los funcionarios públicos fueron los que más engrosaron las estadísticas de corrupción… nomás para que se vayan dando un quemón de cómo está la situación, tan sólo en los estados se recibieron 53 mil 762 quejas o denuncias por actuación indebida. Sin embargo, sólo 13 de cada 100 fueron sancionadas.
Así que, a ver cuándo el Día de la Impunidad… en contra, claro está.