En recientes chismes de las luminarias de Hollywood nos encontramos con que un masajista, sí una persona del sexo mas-cu-li-no, asegura que John Travolta lo acosó sexualmente a la hora del masaje que estaba por propinarle.
De acuerdo con la demanda interpuesta por el masajisto, el acoso sucedió en Los Ángeles, a lo que Travolta señaló que esa acusación no está fundamentada e inmediatamente mostró evidencias que comprueban que ni siquiera estaba de ese lado de la costa estadounidense, sino en Nueva York, en un restaurante con su esposa.
En la denuncia, el hombre de los masajes indicó que Travolta mantuvo una conducta inapropiada, le dijo que le gustaba que le masajeran las nalgas y más allá, además dijo que momentos antes de encontrarse en la sala, mientras el actor se encontraba tendido en la cama de masajes sugirió que se había dado placer él mismo, pues notó que las sábanas estaban… ya saben, incómodamente “pegajosas”.
Total que el masajista está pidiendo dos millones de dólares para reparar daños y perjuicios. Este hombre cuyo nombre no es revelado, pues su abogado ha declarado que tiene miedo del “poder de Hollywood”, aquí las palabras del abogado,
En concreto, John Travolta le dijo a mi cliente que Hollywood está controlado por los hombres homosexuales judíos que esperan favores sexuales (…) Seamos realistas, John Travolta es un hombre muy poderoso y mi cliente se sintió amenazado sexualmente por él y tiene que rendir cuentas por sus acciones.
Entre que si son peras o manzanas, Travolta y su abogado pretenden pelear legalmente en contra de estos individuos que sólo buscan fama y dinero.
¿Será?