No se emocionen todavía… es el ataúd, pero los restos que hay en su interior aún no se han determinado como los del escritor del Quijote de la Mancha.
Este sábado fue encontrado un ataúd con las sugerentes iniciales “M.C”, las cuales –sin mucha imaginación- serían correspondientes al nombre de Miguel de Cervantes. El hallazgo fue realizado en la cripta de las Trinitarias, convento en el que desde abril pasado se realiza la búsqueda de los restos del escritor español.
Aunque el descubrimiento del ataúd y la osamenta se hizo desde hace dos días, se mantuvo la información hermética, ya que se tenían ciertas dudas al respecto… pero ayer se obtuvieron más datos para ahora decir con certeza que el féretro es –efectivamente- donde han descansado los restos del “manco de Lepanto” desde hace cuatro siglos.
El 23 de abril de 1616, día en el que fue enterrado, el edificio solo contaba con una pequeña capilla, sin embargo en ese mismo lugar tiempo después fue edificada una iglesia mayor y se movieron sus restos, por lo que se desconocía el paradero de su ataúd. Hasta hoy, que por fin fueron encontrados.
El sábado, por fin encontraron un féretro con las iniciales “M.C.” que corresponden a las de Miguel de Cervantes en una de las criptas de las Trinitarias.
Desde abril del año pasado se estaban realizando excavaciones en la búsqueda de los restos, se tenían pocas esperanzas, ya que la humedad y los xilofagos (bacterias) pueden carcomer la madera.
En el interior se encontraron huesos, sin embargo el médico forense Francisco Etxeberria (quién comanda la investigación), aún no ha confirmado que sean los de Cervantes.
En un principio, por medio de una microcámara que introdujeron en la cripta, se detectaron huesos de tamaño infantil mezclados con otros. Fue hasta que los extrajeron, que se dieron cuenta que en la cabeza del ataúd estaban las letras MC con pequeñas tachuelas.
Ahora los arqueólogos y médicos forenses, deben realizar un examen detallado para determinar si los restos oseos encontrados pertenecen al escritor español o solo nos emocionaron. Hay ciertas marcas que podrían ayudar a identificarlos: la atrofia ósea en los huesos del metacarpo de su mano izquierda, los impactos de pelotas de arcabuz en el esternón (cuando participó en la batalla de Lepanto), solo seis piezas dentales, la artrosis que deformó su columna vertebral y el sudario franciscano con el que fue enterrado.
Habrá que esperar los resultados de los análisis, pero tal vez muy pronto los fanáticos de Cervantes Saavedra tendrán una tumba oficial para visitar.