Fumar, ese placer culposo que pasó de ser un tabú a algo cool y ahora otra vez es visto como algo malo, tanto que los programas de televisión prohiben escenas con cigarros o la publicidad de los mismos ya está prohibida.
Hay muchas personas que realmente encuentran molesto este hábito, por el olor, porque produce tos, por el mal aliento, los dientes y dedos amarillos, en gustos se rompen géneros, pero en algo que todos estamos de acuerdo es que es dañino para la salud.
Existen muchos tratamientos para dejar el cigarro: parches de nicotina, inyecciones, terapia, hipnosis, grabaciones, acupuntura y hasta “cigarros” electrónicos para engañar a la mente.
Si son fumadores y han intentado dejarlo, saben que es difícil, se requiere de una fuerza de voluntad muy grande, pues es algo que se vuelve parte de tu rutina diaria. Quienes lo hayan intentado o conozcan a alguien, saben que uno de los principales síntomas al renunciar al tabaco, es el mal humor y el aumento de peso.
Aunque no todos lo sufren igual, el director del programa de investigación en tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología, Carlos Jiménez, ha detectado que existen ciertos puntos o etapas iguales entre las personas que deciden dejar de fumar.
Primeros tres meses
Estos son los más difíciles, por el síndrome de abstinencia, es parecido al que le da a drogadictos o alcohólicos en rehabilitación.
Después de 48 horas del último cigarro, aparece la irratibilidad y la ansiedad, que según el director dura hasta la sexta semana y en la octava ya no se presenta. Sin embargo, después de 20 minutos de la última fumada, la tensión arterial regresa a sus valores normales y la frecuencia cardiaca se normaliza. Después de ocho horas, los niveles de monóxido de carbono y oxígeno en la sangre se regulan.
En la sexta semana se produce el fenómeno del “craving” o la necesidad obsesiva por fumar. En este momento ya hay una mejoría en la capacidad pulmonar, la piel recupera brillo y elasticidad, ya que se vuelve a hidratar.
De la semana seis a la 12, la tristeza llega, ya que la nicotina ya no actúa sobre el centro de recompensa cerebral, lo que provoca respuestas emocionales inapropiadas para la situación.
Durante estos tres meses es cuando se sube de peso, por la ansiedad, por eso es importante practicar ejercicio intenso durante este periodo de tiempo. Al terminar esta fase, el sentido del gusto y olfato se han recuperado, ya no hay tos y mejora la condición física.
De los tres a los seis meses
Aquí disminuye considerablemente el síndrome de abstinencia, ya no se gana tanto peso, pero se recomienda seguir la actividad física. En este momento mejora la fertilidad, en ambos géneros.
De los seis a los 12 meses.
En este momento se ha reducido el riesgo de padecer angina de pecho o un infarto. Después de seis meses ya se puede hablar de ex fumadores y la recaída es poco probable.
Pues bueno sopicuates, ya saben, si quieren dejar de fumar échenle ganas. A parte de ser un beneficio para su salud, lo es también para su cartera, porque no están muy baratos que digamos (además de que cada colilla que se va al mar, mata una ballena).
