Desde el departamento de “Los Supersónicos” hasta la casita de “Encanto”, ¿a quién no le gustaría una vivienda que hiciera tantas funciones por sí misma? Pero forma y función no son los únicos elementos que los arquitectos deben tomar en cuenta hoy en día. Algo que resulta cada vez más importante en arquitectura es integrar soluciones que hagan a las construcciones más amigables con el ambiente.

No más carbono

La arquitectura sostenible se refiere a crear espacios para vivir que sean saludables y minimicen los impactos ambientales negativos, el consumo energético y los recursos humanos. Es crucial considerar las interacciones del edificio con el entorno. De acuerdo al reporte de las Naciones Unidas de 2017, los edificios y construcciones utilizan más del 35% de la energía global final y generan casi el 40% de las emisiones de CO2 relacionadas a energía. Por eso, no solamente los materiales y técnicas de construcción necesitan un enfoque sostenible, sino que la operación del edificio mismo durante su vida debe ser eficiente en cuanto a energía y recursos. 

Para demostrar que ésta no es una hazaña imposible, tenemos al Pixel Building, que se convirtió en 2010 en el primer edificio de oficinas neutral en emisiones de carbono en Australia. Genera su propia energía y agua y tiene un sistema de captura de agua de lluvia en el techo. Pero eso no es todo. También tiene paneles que proporcionan sombra y maximizan la entrada de luz del sol conforme se requiera, puede procesar aguas residuales y cuenta con turbinas eólicas.

edificio sostenible
Foto: Ben Hosking y John Gollings en ArchDaily

Edificios en armonía con el entorno

Hay factores naturales que se pueden aprovechar al momento de diseñar una construcción. Las estrategias pasivas de diseño incluyen tomar en cuenta la orientación del sol y el clima para determinar dónde conviene más poner las ventanas. Así se pueden reducir los requerimientos de energía, generar una ventilación adecuada y usar la luz del sol de la mejor manera posible, como en el caso de los paneles del edificio Pixel. En ciertos climas, incluso se pueden usar paredes gruesas para absorber el calor del sol durante el día y liberarlo durante la noche, manteniendo una temperatura estable y óptima en el edificio en todo momento. 

Sumado a esto, se pueden diseñar activamente sistemas eficientes eléctricos y de plomería, o incluso implementar tecnologías verdes como el uso de energía solar o eólica. Por ejemplo, las torres del World Trade Center de Bahrain aprovechan los vientos desérticos para generar el 15% de la electricidad del edificio, a partir de 3 turbinas en puentes que conectan ambas torres. La forma del edificio favorece el aprovechamiento del viento, y espejos de agua en la base del edificio ayudan a su enfriamiento a través de evaporación.

En un ambiente natural, el agua es reabsorbida por la tierra y regresa a los mantos acuíferos, mientras que el concreto impide este proceso. De ahí que los sistemas de recolección de lluvia sean muy importantes para reducir el impacto ecológico de los edificios, evitar inundaciones y aprovechar este recurso natural. El hotel Parkroyal Collection Pickering en Singapur incorpora en su diseño grietas y cascadas para tomar ventaja de la lluvia abundante e irrigar todas las plantas que decoran el hotel (y sirven para enfriarlo) a través de un sistema de goteo.

Desde la raíz

En cuanto a los materiales de construcción, se pueden obtener de compañías que hagan un proceso de manufactura de la manera más amigable con el ambiente posible o que utilicen materiales reciclados. Algunas maneras de optimizar la industria son emplear menos pasos de producción, aprovechar tecnologías como la automatización y la impresión en 3D, tener procesos que consuman poca energía o que utilicen energías limpias o renovables, generar menos desechos o que éstos puedan ser empleados como materia prima en otra industria (a lo que se le conoce como simbiosis industrial).

En edificios públicos o casas con jardines, es importante tomar en cuenta otros factores respecto a la arquitectura de paisaje. Por una parte, las plantas en los alrededores pueden proporcionar sombra al edificio. Se busca no talar o remover la vegetación de un terreno para construcción, sino diseñar el edificio alrededor de ella y aprovechar los servicios ecosistémicos que proporciona. Si se colocan plantas ahí deliberadamente, es importante que sean nativas de la zona, para que estén adaptadas a las condiciones climáticas y se reduzcan sus necesidades de riego. 

Finalmente, están los jardines verticales y azoteas verdes. El rascacielos One Central Park, en Australia, está cubierto con 250 especies de plantas nativas y consume 25% menos energía que otros edificios de su tamaño. Y si queremos dar el siguiente paso en conservación de la biodiversidad, tenemos como ejemplo a un centro de convenciones en Canadá: el Vancouver Convention Centre West. En su techo hay cuatro colmenas de abejas que polinizan las más de 400 mil plantas y pastos nativos que crecen ahí. La miel que producen se utiliza en la cocina del edificio, junto con otros productos locales. El techo tiene una curvatura que permite el drenado del agua y la distribución de las semillas. La vegetación además ayuda a reducir la acumulación de calor en el edificio en verano y a retenerlo en invierno. Además, la temperatura se regula con un sistema de calentamiento y enfriamiento a partir de agua de mar, ya que una parte del edificio está construida en soportes sobre el agua. Ahí se encuentra un ecosistema marino restaurado que incluye salmón, cangrejos nativos y otros crustáceos, cuyas poblaciones han crecido debido a la mejora en la calidad del agua de la zona. El edificio también cuenta con una planta de tratamiento de aguas negras, por lo que ésta se recicla en los retretes y se utiliza para irrigación de los jardines.

El presente del diseño

La arquitectura sostenible fomenta la conservación y restauración de recursos naturales, reduce la generación de desechos y el consumo de energía, protege los ecosistemas y la biodiversidad y mejora la calidad de aire y agua. Asimismo, tiene beneficios socioeconómicos. Reduce los costos a largo plazo y la dependencia en fuentes de energía tradicionales, mejora las condiciones de vida, salud y productividad de los habitantes y minimiza la demanda de infraestructura como tuberías y cables, a nivel local.

Aplicar la tecnología verde a las construcciones ya no es cosa de fantasía o ciencia ficción, sino el nuevo estándar para diseñar nuestros edificios y viviendas.

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Mariana Castro Azpíroz estudió biología molecular en la UAM Cuajimalpa. Ha realizado investigaciones en colaboración con el Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (CIBAC, UAM-X); además, se ha dedicado al cuidado y conservación de especies acuícolas endémicas. Desde 2019 se dedica a la divulgación científica y actualmente hace educación ambiental a través de redes sociales.

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