Gu Kailai, esposa de Bo Xilai, uno de los máximos líderes del Partido Comunista Chino (PCCh) hasta hace unos meses, ha sido declarada culpable del asesinato de un ciudadano británico, Neil Heywood.
El tribunal de Hefei ha condenado a Gu a la pena de muerte “suspendida”.
Lo que quiere decir que Gu podrá, si mantiene un comportamiento “apropiado” los próximos dos años, podrá permutar la pena de muerte por cadena perpetua. El veredicto cierra una etapa en el mayor escándalo político que ha vivido China desde las manifestaciones de la plaza Tiananmen en 1989.
Gu confesó durante su detención, y luego también durante el juicio, que mató al británico, un viejo amigo de la familia, pero la sentencia, la parecer, había sido tomada desde antes del inicio del juicio:
La agencia oficial Xinhua había presentado a Gu como una mujer con depresión, que tomaba medicamentos y asesinó a Heywood, a quien engañó para que acudiera a un hotel de Chongqing, lo emborrachó y le vertió cianuro en la boca.
“Los hechos del crimen de los dos acusados están claros y las evidencias son irrefutables y sólidas”, dijo a finales de julio la agencia oficial, citada hasta el cansancio por los periódicos locales y los canales de noticias.
En realidad, seún los especialistas internacionales, lo único que ha estado en juego ha sido la condena.