Ir al gimnasio es como entrar en otra dimensión. Quienes asisten regularmente saben que dentro de estos templos dedicados al desarrollo del físico, hay especímenes muy peculiares y fácilmente identificables.
Si por el contrario nunca vas al gimnasio, probablemente al leer estas categorías sentirás aún menos ganas de ir a uno.
“¿Qué van a saber los sopibecarios de ir al gimnasio? ¡Si están bien gordos!” , pensarán nuestros lectores.
Pues aunque no lo crean, sí hay algunos miembros que asisten regularmente (aunque no nos consta que hagan ejercicio pues no se ven nada en forma, pero de que van, van). Con base en su experiencia y la de otros mortales a quienes consultamos, armamos esta lista con los tipos más odiosos que hay en un gimnasio:
1. Los que no tienen ni idea de cómo se usar un aparato, pero por no querer pedir ayuda y hacerse los auto suficientes, terminan torciéndose y haciendo las posiciones más extrañas.
2. En contraparte, están aquellos que se la pasan preguntando todo a la hora de usar un aparato. ¿Así? ¿Así? ¿Así?
Sabemos que no está mal preguntar, al contrario, así se evitan lesiones, pero tampoco abusen.
3. Llegamos al tercer tipo de persona molesta en el gimnasio: Los instructores que únicamente resuelven las dudas de las chicas guapas o de los mamey’s mirreyes (que a final de cuentas son como él). Las chicas no tan agraciadas o tipos normales, pueden pasar años pidiendo ayuda o asesoría, sin recibir la más mínima atención.
4. La chica celular. No socializa con nadie en el gimnasio, pero a cambio se la pasa hablando por su celular mientras utiliza la caminadora.
5. Los sociales. Muchos van al gimnasio a socializar e incluso creen que están en un antro. Se la pasan platicando con sus cuates, ligando, van y vienen luciéndose por todas las instalaciones… pero no hacen nada de ejercicio. A lo más que llegan, es a meterse a la alberca o jacuzzi. Eso sí, cuando se van traen la actitud de “hice un montón de ejercicio”:
6. Los que ponen cara de sufrimiento. Sabemos que mientras haces ejercicio realizas un esfuerzo físico considerable, pero hay quienes exageran y hacen cara de estar agonizando al hacer sus rutinas. Otra variante es poner rostro de malo “pa’ apantallar”.
7. Los que no dejan de verse en el espejo mientras hacen poses para resaltar sus músculos.
8. Los chavorrucos joviales. Son esos señores que quieren entrar en la onda de los chavos. Llegan haciendo derroche de optimismo y empleando un lenguaje “quesque juvenil”. También creen que son los más atractivos del lugar y que todas las jovencitas los desean.
9. Los que hacen gemidos cuando hacen ejercicio. No importa que levanten casi nada de peso, tienen que gritar para llamar la atención.
10. El hombre-sudor. No importa que apenas lleve cinco minutos haciendo ejercicio, este ejemplar ya está bañado en sus jugos, y lo peor no es eso, sino que deja todos los aparatos húmedos y pegajosos. Además no tiene la mínima decencia de limpiar con una toalla o papel las huellas que va dejando tras de sí.
11. Los que llevan ropa no adecuada al gimnasio, como los señores que usan calcetines de vestir o la playera del Necaxa de la temporada 94-95. También están los que hacen ejercicio sin playera y sólo traen un short de mezclilla.
12. El patas flacas. Está mamadísimo de los brazos y tórax, pero sus piernas son como popotitos.
13. Los que se pasean encuerados y encueradas en el vestidor. Está bien que en los vestidores haya esa libertad, pero tampoco abusen ¿qué necesidad tenemos de convertir ese espacio intimo en un campanario?
14. Los acaparadores. Pueden pasarse una eternidad en los aparatos que quieres usar.
15. Las chicas (y uno que otro caballero) que usan mallitas pegadas, sabiendo que no les favorecen.
También nos encontramos con este video vacilador, que narra más de esas cosas que detestamos de los gimnasios:
¡Qué tal! Sabemos que hay muchos más especímenes, ¿alguno más que recuerden en su experiencia?