Después de estar encerrados en los temibles centros de detención organizados por Estados Unidos, decenas de migrantes centroamericanos están regresando a México —obligados, claro— y se encuentran con otra preocupante realidad en las ciudades de nuestro país. Sin albergues, apoyo, dinero o ninguna certeza de su futuro, nuestras autoridades los “botaron” en Monterrey.

María Verza, reportera de Associated Press (AP), publicó esta semana la historia de cerca de 450 migrantes —con varios niños— que llegaron a Monterrey en un camión proporcionado por el Instituto Nacional Migrante y nada… los dejaron ahí aventados a su suerte.

“Ellos pensaron que serían transportados a un albergue donde podrían vivir, buscar trabajo o asistir a una escuela. En su lugar, se encontraron en una gigantesca metrópolis de más de 4 millones de habitantes, aventados en una calle rodeada de clubs nocturnos y cabarets que están contratando bailarinas”, se lee en el reportaje. “Presenciamos la llegada de muchos camiones cargando al menos 450 migrantes que venían de Nuevo Laredo y su llegada a Monterrey”. 

Las autoridades del Instituto Nacional Migrante (INM) aseguran que movieron a los migrantes a Monterrey por su propia seguridad… ya sabemos cómo está la cosa violenta en Tamaulipas.

“Al simplemente moverlos a algún lugar sin ninguna guía sobre lo que les espera o sin tener los servicios para recibir o apoyar a las personas, el Gobierno de México está en realidad exponiéndolos a mayores riesgos”, explica Maureen Meyer, una experta en migración latinoamericana entrevistada por AP.

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Migrantes en Nuevo Laredo esperan ser enviados a Monterrey // Foto: Marco Ugarte de AP

Todas las personas que llegaron a Monterrey habían estado detenidas en Estados Unidos y acusan que no tuvieron de otra: le confirmaron a los periodistas de la zona que habían pedido ser deportados a su país por cuestiones de salud o que habían hecho una solicitud de asilo pues las condiciones violentas lo ameritaban… pero a las autoridades les dio igual: todos al camión y directito a Nuevo Laredo. “Les dijeron que en México tendrían trabajo, escuela y servicios de salud”, mencionan.

En Nuevo Laredo, recibieron un documento de su entrada legal a nuestro país y los subieron a un camión —privado— que los llevó a Monterrey.

Y hasta ahí terminó la ayuda: “En Monterrey encontraron una gran ciudad con la que no estaban familiarizados donde, sin saberlo, todos los albergues estaban rebasados. Rápidamente les quedó claro que tendrían que hacerlo por sus propios medios”.

El reporte de María Verza lo deja en claro. Algunos de los migrantes tuvieron que pedir teléfonos para solicitarle dinero a sus familiares. Otros, endeudados con los coyotes, tuvieron que buscar efectivo como se les ocurriera. Algunos afortunados rentaron un camión para que los llevara de regreso a la frontera sur de México… ¿y otros? Se quedaron en Monterrey buscando opciones.

Julio Hernández, de Guatemala, comenzó a trabajar en un puesto de comida: “seguiré luchando”, menciona.

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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