Bajándole el nivel primermundista que hasta hace unos meses podía presumir Estados Unidos (aunque sea en su forma de gobierno), su próximo mandatario, Donald Trump, tuvo la puntada de colocar como asesor presidencial nada menos que a su yerno.

Lo anterior, además de evidenciar un favoritismo que pensábamos que sólo se daba en los gobiernos de países un tanto corruptos (cof, México, cof), es una muestra de cómo el republicano de superlativo bronceado se pasará por el arco del triunfo cuanta ley pueda. De acuerdo con las leyes federales del vecino del norte (específicamente una ley promulgada en 1967), el Poder Ejecutivo tiene prohibido realizar acciones de nepotismo.

Sin embargo, eso le valió gorro al presidente electo. Justificó su decisión al señalar que Jared Kushner  (nombre del ‘Lucky Bastard’ esposo de su hija, Ivanka Trump) “es un tremendo activo y fue un asesor confiable durante la campaña presidencial y el periodo de la transición”.

Foto: REUTERS/Jessica Rinaldi
Foto: REUTERS/Jessica Rinaldi

Al respecto, el equipo de Trump detalló que Kushner trabajará con el jefe de gabinete, Reince Priebus, y con el estratega en jefe, Stephen Bannon, para la implementación de la agenda del presidente electo.

Bueno, quizás no habría que se tan duros con el buen Donald. De hecho, no es el primer mandatario norteamericano que actúa en favor de un familiar. La ley antinepotismo del 67 fue creada a la salud del presidente John F. Kennedy, quien no tuvo broncas en nombrar a su hermano Bobby como fiscal general del Departamento de Justicia.

¿Estarían mejor con Hillary?

Nadie podría asegurarlo. Otro presidente que aplicó el nepotismo fue nada menos que Bill Clinton, al nombrar a la entonces primera dama como cabeza del grupo que se encargaría de planear una reforma sanitaria. En ese momento se emprendió una demanda contra tal acción pero los jueces la desestimaron al considerar que la ley antinepotismo no se aplicaba para el cargo al que Hillary aspiraba.

Clinton ganó las elecciones en 1996

Nomás para que vean cómo es la vida. Los gringos podrían agradecer a los Clinton el que Trump pueda colocar a su yerno como asesor presidencial, ya que la interpretación que dieron los jueces al caso de Hillary señala que la ley no afecta a los puestos del personal dentro de la Casa Blanca… incluido el de asesor.

Lo único que le faltaría a Kushner para chambear con su suegro sin problemas, sería aclarar cómo no existiría conflicto de intereses entre su cargo y los acuerdos comerciales que logró entre su compañía inmobiliaria (Kushner Companies) y una empresa china. Esto poco después de que Trump se llevará la victoria en las elecciones presidenciales.

Se espera que tanto Kushner como Ivanka abandonen temporalmente sus negocios. Todo para echarle la mano a Trump en su administración que comenzará el próximo 20 de enero.

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