A pesar de mantenerse en la cima del campeonato de constructores y de dominar a placer la mayoría de premios en la Fórmula Uno, Lewis Hamilton y Nico Rosberg tienen una pelea cazada por ser el mejor piloto del año; es oficial, se han convertido en enemigos.
Durante algunas carreras de la actual temporada los pilotos de Mercedes han dividido puntos, han tenido una pelea encarnizada por subirse a una mejor posición en el podio y hasta han llegado a altercados dentro de la pista con tal de salir victoriosos, eso se ha reflejado en la escudería y parece que algo no anda bien.
Toto Wolff, quien aseguró en el pasado que la alta competitividad de ambos corredores traería problemas a la larga, declaró que el británico y el alemán han pasado de ser buenos amigos a una relación intensa en la que abiertamente se dice que son enemigos:
“Hemos pasado de unas relaciones, digamos, amigables en los inicios de temporada a momentos muy intensos en los que ambos se han dado cuenta que eran enemigos que se batían por el título mundial”.
Todos estos rumores crecen y se hacen más fuertes cada fin de semana en donde los Flechas Plateadas parecen ser dos perros de pelea, donde no se felicitan a la hora de subir a recoger sus premios, donde no atienden las indicaciones del equipo con tal de sobresalir.
El Director Ejecutivo ya ha buscado planes para revertir dicha situación, recurrió a psicólogos que de diversas formas trabajaron en la gestión de momentos complicados, cambios de estrategia que de alguna forma no afecten el rendimiento de ambos, pero nada ha funcionado, hoy parece que en Mercedes se va sin rumbo y a como la suerte los acompañe.
En la escudería no quieren interferir más, Wolff ha dicho que, si bien el problema no será ocultado más, pintarán una línea muy bien definida y los dejarán competir, únicamente respetando el no jugar sucio y la integridad física del compañero.