Una más para el anecdotario religioso de nuestro país: si bien por su aspecto ya resulta impactante, la figura del Cristo de la Paciencia ahora provocará escalofríos a más de uno, ya que después de un análisis se descubrió que la escultura policromada posee piezas dentales de humano.

Lo anterior fue informado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, cuyo personal disponía a restaurar la efigie venerada en Zumpango, Estado de México, y por ello le realizó una radiografía con la cual se hizo el  hallazgo:

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“Es común que las esculturas tengan dientes, pero normalmente son de madera o huesos tallados individualmente o como una placa”, explicó la responsable del Taller de Restauración de Escultura Policromada, Fanny Unikel, quien descartó que las piezas encontradas pudieran considerarse como reliquias: “Es una representación que tiende mucho a lo natural, por lo que no es de extrañar que si alguien tiene acceso a ese tipo de dientes, los utilizara, pero no son una reliquia (…) una reliquia estaría en otro contexto”.

La figura del Cristo de la Paciencia -que va que vuela para ser santo patrono de los dentistas- tiene ocho dientes humanos, uno de ellos incluso puede verse hasta la raíz. Pero antes de que algunos vayan de rodillas para pedirle que les quite su dolor de muelas, es bueno saber que las piezas no le salieron de milagro, sino que la dentadura pudo haber sido donada por algún feligrés, algo muy común entre la comunidad creyente como una forma de agradecimiento… Bueno no tan común, ya que usualmente lo que se dona es pelo para hacer las pelucas de los santos, ropa o dinero, “es la primera ocasión en que se encuentran dientes humanos en una escultura”, señaló Unikel

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Algo que será la envidia de los comerciales de Hugo Sánchez en su faceta de dentista, es el hecho de que pese a que la figura data del siglo XVIII, los dientes se encuentran en perfecto estado, por lo que ni una blanqueada necesitaron y una vez que se le dio un proceso de limpieza, se le fijaron algunas piezas y se resanó, la escultura regresó al templo de San Bartolo Cuautlalpan, en Zumpango.

*Vía INAH TV, Milenio

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