Mientras los precios del petróleo bajan en picada, en México sentimos sólo las desventajas y no aprovechamos en lo absoluto la situación. Aunque, a consecuencia de esta caída, los precios de producción de gasolina experimentan un abaratamiento sin precedentes, nuestro país sigue comprando combustible refinado a otras naciones y lo que es más: el poco que se produce aquí es robado.
Sumado a todo esto, podemos contar que la producción nacional ha disminuido y que el despido de más de 10 mil trabajadores de Pemex (una medida de austeridad, dicen las autoridades) ha entorpecido a la compañía.
Todas estas circunstancias han afectado ya el abastecimiento de combustible en municipios de Guanajuato, Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Michoacán, Querétaro y San Luis Potosí, en donde se han visto obligados a hacer uso de las reservas.
Entre tanto, los encargados de seguridad reportan la ordeña de tuberías e instalaciones de Pemex en distintas regiones del país, una situación que afecta, bastante más seriamente de lo que podría pensarse, el abastecimiento, la producción y los precios de los combustibles
Por otro lado, de acuerdo con Juan Carlos Chávez, dirigente de la Alianza Nacional de Trabajadores Petroleros, en entrevista para el diario Reforma, empleados de la refinería Antonio M. Amor han reportado el paro de las plantas Hidro 2 e Hidro 3, que ha provocado una baja en la producción de gasolina, afectando a las entidades.
“Estas dos plantas realizan un paro, versiones mencionan que obedece a algunas reparaciones y labores de mantenimiento, pero esto ha provocado baja producción y por ende desabasto”, dijo.
Por su parte, el gobierno mexicano hace lo que mejor le sale: guardar silencio e intentar solucionarlo todo con importaciones que, frente a la caída del peso y los costos inflados de importación, nos sale caro. Muy caro.