El concepto de lo sublime ha sido muchas veces mal entendido en el mundo musical. Se piensa en pasajes sonoros extensos, luminosos, casi panorámicos con sonidos dulces y armonías tonales que rayan en lo épico. Un poco hay de eso, pero no es la totalidad. Fue en Europa en el siglo XIX donde el compositor francés Héctor Berlioz, uno de los principales exponentes del romanticismo europeo, redefinió musicalmente este concepto.
Sus famosas piezas programáticas, consistentes en música orquestal con un programa escrito en donde se contaba una historia (por lo regular desamores autobiográficos exaltados de manera trágica y fantasiosa), llevaron a su máximo esplendor la noción musical de lo sublime, entendida como la perfecta mezcla entre lo bello y lo grotesco, entre el terror y la felicidad, entre la luz y la oscuridad. Algo que logra en la actualidad el productor de música electrónica norirlandés Max Cooper.
Cooper, que actualmente reside en Londrés, entrega en sus producciones una identidad sonora fluctuante, música que transita por momentos delicados, contemplativos, con texturas ligeras puntuadas por sutiles melodías de piano para pasar sin miramientos a atmósferas pesadas, líneas de bajo distorsionadas; Un noise abrasivo cuya dirección es dada por beats de techno desfragmentados, rotos y llenos de glitch.
La música de Max Cooper -que tuvimos la oportunidad de disfrutar en la edición pasada del festival MUTEK– es una especie de acercamiento científico y tecnológico a la noción de lo sublime explorada por Berlioz hace dos siglos. Todo esto tiene sentido si se conoce un poco del contexto de Cooper: antes de dedicarse por completo a la producción musical era un científico avalado por un doctorado en genética obtenido en la Universidad de Nottingham. Su búsqueda musical para entrelazar las nociones de objetividad y subjetividad es palpable en sus más de 50 producciones originales.
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Sus remixes a artistas como Portishead, Hot Chip, MMOTHS, Au Revoir Simone, Agoria; sus colaboraciones con Olafur Arnalds y Nils Frahm; su trabajo visual con importantes creadores digitales como Nick Cobby, Whiskas FX, Cedric de Smedt y Dmitry Zakharov, sus releases con disqueras del tamaño de Traum Schallplatten o Bedrock, además de ser el único músico con el permiso personal de Michael Nyman para re-versionar su trabajo , colocan a Cooper como uno de los artistas más versátiles e importantes de la escena electrónica contemporánea.
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