En un país en el que las constructoras se avientan impunemente obras federales que fallan a los tres meses, no sorprenden casos como el del Residencial San José, un edificio que se ofreció como diseñado con “lo último en tecnología”; sin embargo, cual construcción dañada desde el temblor del 85, cayó con el sismo registrado el pasado 19 de septiembre.
Porque bueno, que caiga un edificio que desde hace 32 años estaba dañado y que, por conchudez de autoridades, hayan continuado en pie, se “entiende”… hasta cierto punto. Pero cuando un predio soportado con estructura de acero –supuestamente– ecológico y resistente, además de autosustentable con paneles solares y, más importante, cuyos departamentos costaron 2 millones y medio de pesos, entonces algo estuvo muy mal. Ese fue el caso del Residencial San José, inaugurado hace apenas nueve meses y cuya caída dejó dos víctimas.
De acuerdo con ingenieros y técnicos que visitaron la zona del desastre, el edificio tuvo problemas de diseño: le faltaban columnas de resistencia, un requisito indispensable en las actuales normas de construcción. Además, se presume que la obra fue realizada con materiales de baja calidad. El sismo dejó en evidencia que las losas eran de unicel recubierto de concreto y algunas de las varillas eran tan delgadas que hasta su “servilleta” podría haberlas doblado con las manos. Así, ¿cómo iba a soportar un trancazo como el recibido el martes por la tarde?
Ubicado en Eje 7 Sur Emiliano Zapata #56, colonia Portales, el Residencial San José –construido por la empresa Canada Building Group– constaba de 24 departamentos repartidos en seis pisos. Luego del sismo, la constructora envió un amable e-mail para deslindarse de la tragedia… pues ellos qué: son “eventos fortuitos” y “no se puede hacer nada”, justificaron. Incluso un representante legal de la constructora aseguró que “especialistas” (consultados por ellos, claro) les dijeron que lo del martes fue un “sismo inédito”.
No obstante, otros especialistas consultados por Animal Político apuntan que el gran problema del edificio fue de tipo estructural y, ahí sí es bronca directa de la constructora. “Por lo que vi en planos, la estructuración, lo planteado (en el edificio) no le permitía lidiar con el fenómeno. Es algo muy crítico porque cuando hay columnas interiores con dos vecinos a los lados es muy fácil que estas se ayuden entre sí, pero como estaba pensado, con columnas solo en las esquinas no aguanta”, indica Eduardo Miranda Mijares, profesor de la Universidad de Stanford y designado por el gobierno de la CDMX para verificar el estado de los inmuebles afectados por el sismo.
En la Portales se cayó un edificio nuevo. Era de unicel. CUIDADO al comprar o rentar. Está de por medio su vida https://t.co/DUJyzgQVqa
— Hugo POke Juárez (@poketronik) 22 de septiembre de 2017
Por su parte, el ingeniero civil egresado del IPN, Alan tapia, abundó que, tras revisar fotos y videos del inmueble afectado, se puede apreciar que hubo deficiencias en la ejecución de la obra. Claro, será necesario un peritaje para fundamentar la demanda que inquilinos pretenden hacer para recuperar el patrimonio perdido en tan sólo unos segundos. Sí, la demanda será necesaria ya que varios de los inquilinos no aseguraron su inversión. La constructora garantizó que el edificio estaba “hecho con los mejores materiales”, señala Mara Teresa Parra Velasco, primera inquilina del inmueble comenzado a habitarse en enero del 2017. A decir de dos especialistas que ya visitaron la edificación colapsada, cualquier inmueble construido bajo las actuales normas, debería de soportar –mínimo– un sismo de ocho grados.
Con la promesa de “hablar” con los inquilinos, el representante legal de la constructora aceptó que hasta ahora no se ha acercado con los afectados. Sin embargo, indicó que si la empresa que representa tiene que asumir alguna responsabilidad, así será. “Yo hablé con mi cliente (la constructora) y les dije que tenemos que responder y que es lógico que los inquilinos estén molestos, pero esto se puede arreglar”.