El pasado 10 de marzo, en Río Blanco, Veracruz, las hermanas Nefertiti y Grecia Camacho, de 16 y 14 años, iban al cine, sin embargo, en el camino ambas murieron producto de impactos de bala. Las autoridades son muy determinantes: ellas y una persona más, murieron durante un enfrentamiento contra policías del cual formaron parte. Sin embargo, testimonios de personas que presenciaron los hechos e imágenes que se difundieron en redes sociales contradicen los dichos oficiales: las dos jóvenes, habrían sido ejecutadas extrajudicialmente.
De acuerdo con Sin Embargo, las hermanas Camacho vivían en Puebla con su padre, un abogado de Izúcar de Matamoros. El fin de semana se encontraban de visita con su madre y, al dirigirse al cine ubicado en la plaza comercial de Río Blanco, se toparon con la siguiente escena: policías marcaron el alto a una camioneta Honda, no obstante. los tripulantes intentaron huir e intercambiaron disparos con los agentes. Al parecer, por el simple hecho de estar en el lugar equivocado, los policías arremetieron contra las chicas y, aunque éstas intentaron explicar que sólo pasaban por ahí y nada tenían que ver con los de la camioneta, los uniformados no sólo dispararon en su contra, sino que las mataron a quemarropa.
Ahhh, pero como ya es tradición, las autoridades salieron a dar su versión de los hechos, la cual (obviamente) limpia las manos de los agentes: “los abatidos de nombres José Eduardo “N”, Nefertiti “N” y Grecia “N”, tenían en posesión 3 armas de fuego, con cargadores y cartuchos útiles; siendo éstos un arma larga y dos armas cortas”, señaló en comunicado el fiscal veracruzano, Jorge Winckler.
De acuerdo con el fiscal, luego de que los oficiales pidieron a los tripulantes de la camioneta Honda detenerse, se realizaron varios disparos y las investigaciones que han realizado los especialistas en balística confirman que 16 de los 31 casquillos hallados en el lugar de los hechos fueron percutidos por las armas de fuego que portaban los 3 sujetos abatidos, es decir, las hermanas Camacho y el sujeto identificado como José Eduardo “N”. Incluso se les aplicó la prueba de radiozonato (utilizada para determinar si alguien accionó un arma de fuego) y ésta dio positiva. Para incriminar más a las chicas, Winckler asegura que las menores eran parte de un grupo criminal, esto luego de obtener información a partir de entrevistas y de notar que José Eduardo y Nefertiti tenían tatuajes de un revolver, mientras que Grecia tenía uno con la forma de una calavera. Para las autoridades no hay lugar a duda: hace poco habían dejado la escuela… y luego tatuadas, suficiente para relacionarlas con actividades ilícitas y señalar que operaban en la célula delictiva de Roberto de los Santos de Jesús, El Bukanas.
Bueno, supongamos que sí eran de un grupo criminal y sí dispararon en contra de los policías, pero…
Dos imágenes contradicen la versión ofrecida por Winckler. Al menos una de las jóvenes habría sido ejecutada por los oficiales, ya que en fotografías difundidas en redes sociales puede verse a una de las chicas todavía viva, sin armas y sometida por los uniformados… sin embargo, en la siguiente foto aparece en el suelo, desangrándose y presumiblemente muerta.
¿Y qué dice las autoridades de esto? Winckler se ha encargado de desmentir la posible ejecución, poniendo en duda la credibilidad de las imágenes. De acuerdo con el fiscal, hay un análisis forense preliminar que permite decir que la imagen en que aparece viva la chica podría haber sido manipulada. Claro, falta que los especialistas determinen el origen de la foto y que ésta sea analizada con más detalle, pero con la información que se tiene es posible descartar que se haya dado una ejecución: “no hay el más mínimo indicio de que ni las menores Nefertiti N y Grecia N, ni el tercer ejecutado, José Eduardo N, hayan sido ejecutados por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública al repeler su agresión”, sentenció.