Decirle a las cosas por su nombre la mayoría de las veces se agradece. Por algunas razones del llamado “buen gusto” no siempre se puede, pero hay oportunidades para enmendar las cosas y más cuando lo que buscas no puede solicitarse “a cambio de”.
Para muchos la semana pasada Josefina Vázquez Mota con su “cuchicuchi“se vio “mocha”, “inocente” y hasta para algunos algo misógina (por eso de tratar de convencer mediante sexo a los hombres de votar… como si fuera el único recurso disponible). Pero pasó, las cosas se olvidan, y más en la política de nuestro país en la que tiro por viaje salen con su humor involuntario.
Hoy podría haberse reivindicado la panista, pero mejor aplicó la de “no importa que hablen mal de ti, pero que hablen” y se echó el siguiente ejemplo de buena retórica:
“Me escribió un hombre y me dijo, a ver Josefina, ¿por qué solo hablas de castigo?, a ver, ¿y cuál es el premio? Así, al que no venga a votar un mes sin cuchicuchi.. pero al que venga a votar un mes con doble cuchicuchi… claro, si la mujer quiere”.
Y ya si la Chepina busca por ese lado el voto joven, por qué mejor no aprende de Kim Kardashian a quien no le costó trabajo decir en una entrevista “profunda” que el sexo fue su trampolín a la fama, además de que a sus 14 años inició su vida sexual y su madre la acompañó a elegir el anticonceptivo ideal.
Obviamente hay que guardar las distancias culturales, ideológicas y visuales entre ambas mujeres. Pero si hasta la Kardashian en una entrevista que sabemos no revela nada del otro mundo y nomás sirve para llamar la atención, puede decir sin ningún problema la palabra sexo en cadena nacional (bien pudo decir cuchicuchi), por qué una mujer que seguramente tuvo mejor preparación académica que la socialité se avienta a usar eufemismos para algo tan simple y natural.
Por supuesto que Vázquez Mota está bromeando –eso esperamos-, y por hacerlo entonces podemos ver el nivel de política que maneja. Después de todo estamos hablando de las elecciones presidenciales y “cuchicuchi” no es buen argumento para solicitar el voto, como tampoco lo sería “sexo”.
Y luego por eso a muchos les aburre la política… no hablamos de los ciudadanos, sino de los mismos políticos, ¿verdad Quadri?