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El 31 de diciembre de 2018, la familia Espinoza Mendoza se preparaba para recibir el Año Nuevo. Mientras su papá se bañaba, Camila le pidió prestado un encendedor para salir a la calle a prender cuetes con sus amigos. El señor José Manuel le dio permiso con la condición de que no se alejara mucho. Fue la última vez que habló con su hija.

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La madrugada del 1º de enero de 2019, el cuerpo de la niña de 9 años fue encontrado en el cuarto donde vivía el vigilante del predio. Estaba semidesnuda, tenía moretones en el cuerpo y signos de violencia sexual. Fue violada.

Tres días después, el fiscal General del Estado de México, Alejandro Gómez Sánchez, anunció por medio de sus redes sociales la detención de Marciano, presunto feminicida de Camila, en el municipio de Tlacuilotepec, Puebla.

“Cuando salí a buscarla ya no estaba”

El papá de Camila recuerda que fue aproximadamente a las 8 de la noche cuando notaron su desaparición. Comenzaron a buscarla junto a los niños con los que solía jugar, quienes explicaron que la dejaron sola cuando los llamaron a sus casas.

Fueron a la tienda, tal vez había ido a comprar un dulce. Los hermanos de Camila la buscaron en casa de su abuela e incluso dentro de su propia casa. Nada…

“En el predio donde vivimos, para que la gente salga se toca un silbato. Empezaron a salir todos los vecinos y les comentamos que mi hija no aparecía. Entonces, hicimos grupos. Yo me fui con uno a buscar en las calles porque por aquí hay mucho terreno baldío. Mi esposa, con otro grupo, se fue a las casas Ara a preguntar si no habían visto a mi hija o algo sospechoso”, recuerda su papá.

Foto: Especial

Tras buscarla en todos lados sin resultados, finalmente la familia tomó la decisión de llamar a una abogada, quien mandó a una patrulla para que se procediera a levantar la denuncia de desaparición en el Ministerio Público. Fue realizada por el señor José Manuel mientras los grupos seguían recorriendo las calles. Se activó la Alerta Amber.

Al regresar a la colonia, los vecinos informaron a la familia que el vigilante del predio, Marciano, no aparecía por ningún lado aun cuando tenía que hacer una guardia ese día a unas cuantas calles de casa de Camila.

Fue en ese momento cuando se empezó a sospechar de Marciano, por lo que comenzaron a buscar pistas sobre su paradero. Así, llegaron a la casa de su exesposa, quien les dio una fotografía del acusado. La familia subió la imagen a redes sociales y comenzaron a llegar mensajes anónimos asegurando que el vigilante se había ido a Puebla.

La persecución

Marciano cometió un error: llamó a su exesposa mientras huía. Con eso lograron rastrearlo y solicitar la orden de aprehensión para su posterior captura.

Tras ser detenido, la familia se enteró que el presunto asesino de Camila había sido sentenciado en 2012 a 10 años de cárcel por violación. Sin embargo, tras una apelación salió libre con apenas tres años de reclusión.

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En la colonia, los vecinos lo conocían como “El Chaparro”, y al menos la familia le tenía confianza. Una de las teorías del papá de Camila es que su hija confiaba en Marciano, razón por la cual pudo haberla invitado a su cuarto para abusar de ella, por lo que suponen, nunca escucharon gritos de auxilio.

“Ya tenía antecedentes y ya había estado preso, ¿entonces de qué se trata? Siento que eso está mal. ¿Por qué dejan salir a esos malditos, a esos pedófilos? Todos sabemos que si lo hacen una vez, lo van a seguir haciendo, una o dos veces”, afirma José Manuel.

Para la resolución del caso y dictar sentencia, el juez encargado otorgó un plazo de tres meses a la fiscalía para presentar pruebas en contra de Marciano, quien se encuentra recluido en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Huitziltzingo en Valle de Chalco.

La familia no tiene dudas de que él es el responsable.