Lo que tienes que saber
Existen algunos documentos sonoros que nos permiten escuchar las voces de la Revolución Mexicana.
Cuando pensamos en personajes de la Revolución Mexicana, es difícil imaginarlos como realmente eran; más allá de las fotografías, no conocemos los pormenores de su vida cotidiana: ¿qué color les gustaba?, y sobre todo, ¿cómo eran sus gestos, sus movimientos o sus pequeños tics nerviosos?. Lo que sí podemos saber es cómo eran sus voces, ya que algunas personalidades de principios del siglo XX dejaron grabaciones de audio.
Estos documentos sonoros, que viven en la Fonoteca Nacional, son más que una simple curiosidad histórica; son la posibilidad de transformar nuestra relación con el pasado de México, son también una manera de darle a las figuras más importantes de nuestra historia una dimensión humana profundamente auténtica.

Escuchar cómo hablaban Francisco I. Madero o Porfirio Díaz hace que podamos comprender a la Revolución Mexicana más allá de los libros y de los mitos que nos contaron en las clases de historia. Al oír una voz entendemos que este movimiento fue protagonizado por hombres de carne y hueso que se jugaron la vida tratando de cambiar, o conservar, el rumbo de México.
Y es que no es lo mismo leer un discurso que escucharlo. Sin duda, poner atención a las pausas, la cadencia y la emoción contenida entre las palabras es una manera asombrosa de atestiguar lo que realmente pasó, de percibir, desde testimonios directos, los matices del conflicto emblemático que inició el 20 de noviembre de 1910.
La historia del fonógrafo
La también llamada “máquina del sonido” fue inventada por Thomas Alba Edison en 1870. México fue uno de los primeros países en importarla y usarla. Los fonógrafos que llegaron se usaban tanto para escuchar música como una herramienta para decir en un audio todo lo que no se quería o podía escribir.
Asimismo, el gobierno de México, comandado por Porfirio Díaz, utilizó el fonógrafo como una herramienta de comunicación. Algunos historiadores sostienen que los aparatos se promovieron entre la población analfabeta para que las personas pudieran mandar cartas sin letras y como un instrumento para promover entre las y los ciudadanos los discursos políticos del dictador, en plena crisis de credibilidad.

Unos años más tarde, “las máquinas de sonido” dejaron de servirle al oficialismo y se convirtieron en un instrumento clave para difundir el mensaje de la Revolución Mexicana. Los obreros y los campesinos escuchaban en el fonógrafo de cilindro las noticias lejanas de Villa y Zapata y cantaban con orgullo los corridos que se escribían en la batalla.
Estos artefactos democratizaron la cultura. Le permitieron al pueblo ir al teatro sin pagar un boleto, escuchar óperas sin tener un palco, conocer a sus líderes sin necesidad de verlos y, sobre todo, escuchar el sonido de su propia voz, un ruido exótico, que poco a poco comenzó a tener sentido.
La voz de los protagonistas de la Revolución Mexicana
Dicho esto, aquí les dejamos una recopilación de voces, palabras y discursos de algunas de las figuras centrales de este periodo histórico. Estas grabaciones se realizaron en fonógrafo de cilindro, mecánico y acústico. Para hacerlas, el hablante se acercaba al cuerno y tenía poco menos de cuatro minutos para inmortalizar su voz.
Francisco I. Madero
Este discurso se grabó la noche del 198 de julio de 1911 en el Palacio Municipal de la Ciudad de Puebla. El líder le informa a las tropas y al pueblo en general que la lucha ha terminado y que todos tenemos que celebrar y recordar a todos los que dieron su vida por la causa.
Porfirio Díaz
Desde el castillo de Chapultepec, un 15 de agosto de 1909, el entonces presidente de México le mandó un mensaje a Thomas Alba Edison. Le obsequia saludos y le recuerda un encuentro que tuvieron en Nueva York, cuando el inventor le mostró sus disparatados experimentos y charlaron sobre los grandes benefactores de la humanidad.
José Vasconcelos
Uno de los ideólogos e intelectuales más prominentes de la Revolución Mexicana dejó para la historia no solo la transformación absoluta del papel de la educación en nuestro país, sino una serie de charlas grabadas en los años 50 con las personalidades más destacadas del momento.
Diego Rivera
Aunque no fue un soldado en el batallón, el artista sí contribuyó a la causa desde su trinchera, la pintura. Los primeros años de la democracia en México, se dedicó a difundir el mensaje de la resolución en decenas de muros de edificios públicos donde se escribieron las consignas de Emiliano Zapata o Villa.
Victoriano Huerta
Cuando era un soldado, Huerta dio un discurso al congreso mexicano. En este audio se confiesa ante un auditorio, como liberal, hijo del pueblo e indígena. Les pide a los senadores trabajar unidos “por el bien de este país tan hermoso y tan desventurado”.

