Antes de ver algunas películas, a los medios nos hacen firmar un embargo para evitar que se revele información relevante de la historia. Queda claro el tema de los spoilers, y acá no nos encanta a revelar nada importante en la trama que forme parte de la experiencia entre los espectadores. Pero con The Northman, la más reciente producción de Robert Eggers, las cosas se pusieron bastante estrictas, por decir lo menos.

El embargo era tan riguroso, que no se podía ni mencionar que se había visto el filme. Honestamente, fue frustrante. The Northman es de esas películas que te llevas horas, sino es que días, pensando en lo espectacular de cada toma, lo brutal de las secuencias, las actuaciones y el final (ese final es extraordinario).

Cuando sales de la sala, lo único que puedes hacer es platicarla… ¡gritarla! y sacar, de esa manera, las múltiples sensaciones que te deja ver una historia que es tan brutal como tierna. Pero para suerte de todos, el embargo ha terminado y es momento de hablar de una de las mejores películas de este 2022 (¿acaso la mejor en lo que va del año?) que les aseguramos, supera las expectativas más altas. Y como siempre, evitaremos los spoilers, siéntanse seguros. 

Robert Eggers y la obsesión por los detalles

La mamá de Robert Eggers fue actriz y bailarina de ballet. Su papá, rector de la Universidad de New Hampshire en Durham (y un experto en William Shakespeare). Una vez que se retiró, compraron una granja del siglo XVIII llena de antigüedades entre objetos del Viejo Oeste y la Guerra Civil, máscaras africanas y animales disecados. Desde ahí, se sintió atraído por lo “viejo”, pero sobretodo por aquello que se sintiera encantado.

Por eso, no fue de extrañarse que Eggers decidiera convertirse en director de algunas obras teatrales en la escuela donde los espacios ocupaban un lugar especial entre los personajes. No sólo era Oliver Twist, sino el orfanato. El lugar cobraría la mayor importancia posible entre sus historias, y cuando dio el salto a la dirección de cortos y largometrajes, esto imperó en su narrativa. 

Sólo así, revelando un poco de su pasado, entendemos su fascinación por la historia y su necesidad de apegarse lo más posible al contexto en el que ambienta a sus personajes. Basta con ver sus dos primeras películas, The VVITCH y The Lighthouse, para entender que cada elemento construye la historia de los personajes en sus formas más complejas.

Robert Eggers mientras filmaba 'The Northman'
Robert Eggers mientras filmaba ‘The Northman’ / Foto: Aidan Monaghan / © 2022 Focus Features, LLC

¿Y cómo lo logró? No sólo siendo una persona meticulosa y perfeccionista, sino en parte por su experiencia en el diseño de producción, oficio donde también le entró a la carpintería y como estilista de objetos. Por ejemplo, la casa de Thomasin no sólo existe en términos narrativos como un espacio donde lógicamente una familia debe comer, dormir y protegerse.

La casa, en el cine de Eggers, se apega tanto a los detalles de la época, que los actores no tienen de otra mas que envolverse en el espacio y en el tiempo. Lo que ha logrado Eggers con su cine, y lo ha dicho alguien como Alfonso Cuarón, es que mezcla de manera orgánica y natural los elementos reales y sobrenaturales, obligando al espectador a sentir que todo puede ser, es y fue. En The VVITCH, las brujas existen porque ellos creían que existían. No viven apartadas, forman parte de la realidad.

Con The Northman sucede lo mismo. El príncipe Amleth, heredero de un reino en Islandia, cree en Odín y sabe que al momento de su muerte, las valquirias irán a recogerlo, o bien, que una bruja dictará su destino. Todo esto se integra de manera orgánica en la historia, revelando una película espectacular entre los visuales para lograrlo (en el tráiler podemos ver a una valquiria y una bruja interpretada por Björk). 

En el contexto de Amleth, nada es fantástico ni extraordinario, y el personaje se enfrenta a las situaciones que han de construir su camino, recorrido que vemos a lo largo de 2 horas con 16 minutos (bien invertidos y bien logrados).

Robert Eggers en el set de 'The Northman'
Robert Eggers en el set de ‘The Northman’ / Foto: Aidan Monaghan / © 2022 Focus Features, LLC

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The Northman, el Hamlet nórdico

Nos queda claro que Eggers se siente atraído por la historia, su lenguaje y las ideas que imperaban en el pasado. Pero sorpresivamente, el director no había pensado en vikingos ni había demostrado interés por ellos. Y a pesar de que su padre era experto en Shakespeare, no conocía la historia de la leyenda de Amleth, la cual es importantísima en la construcción de la literatura nórdica.

Para Eggers, la épica de un vikingo comenzó cuando viajó a Islandia y entre los paisajes más bellos, sintió interés por la historia que se contaba en aquel lugar. Luego, un amigo le presentó a Björk, quien a su vez le presentó a Sjón (poeta, guionista y colaborador de la cantante islandesa). En su primera conversación hablaron de brujería, y el director se volvió fan del trabajo literario de Sjón. Hasta ahí había quedado todo.

Prepárense para Björk: ¡Ya hay fecha de estreno para 'The Northman' en México!
Alexander Skarsgård y Anya Taylor-Joy en ‘The Northman’ / Foto:Aiden Monaghan / Cortesía Focus Features

Unos años después, Eggers se reunió con Alexander Skarsgård (algunas veces los agentes arreglan reuniones así para ver si un actor y un director pueden trabajar juntos). El actor sueco le dijo que llevaba un rato con la intensión de hacer una buena película de vikingos. Y el cineasta, sin tener certeza, le dijo que él tenía la historia perfecta para él. Así comenzó todo.

Pero el interés vino con una contradicción del director hacia la representación del macho que siempre se ha asociado con los vikingos: hombres fuertes, irracionales, sucios, violentos y dominantes. En entrevista, confesó que siempre buscó alejarse de esos personajes (la prueba está en The Lighthouse), pero fue en la leyenda escandinava de Amleth donde encontró un espacio para transformar la narrativa, y de paso, hacer la película más espectacular sobre vikingos. 

Checa el espectacular tráiler de 'The Northman' con Anya Taylor-Joy y Alexander Skarsgård
Alexander Skarsgård en ‘The Northman’ / Foto: Focus Features

Amleth

Amleth forma parte del tercer y cuarto libro de La historia de Dinamarca (Gesta Danorum) escrita por Saxo Grammaticus en el siglo XIII. Aquí conocemos a Rørik, rey de Dinamarca, quien le concede el poder de Jutland a los hermanos Horwendil (Orvendil) y Fengo.

El primero dio muerte al rey de Noruega, enemigo de la corona danesa. Por lo que se le concede la mano de Gerutha, la princesa de Dinamarca. Ambos tienen un hijo llamado Amleth. Pero frente al éxito de Horwendil, su hermano Fengo siente celos y decide matarlo. Para evitar los señalamientos por traición, Fengo esparce mentiras de su hermano, tomando así el reino y casándose con Gerutha.

Amleth, sin embargo, ha sido testigo del acto de traición, y jura vengar a su padre. Su estrategia es esperar el momento correcto para vengarse, y se hace pasar como una persona demente para que nadie sospeche de sus planes. Entre algunas dudas de Fengo, y la planeación de la muerte del mismo Amleth, el príncipe logra llevar a cabo su misión al darle muerte a su tío y recuperar el reino. ACÁ les contamos la historia completa. 

Alexander Skarsgård es Amleth / Foto: Focus Features

Como se puede notar, el Hamlet de William Shakespeare está basado en esta leyenda, sólo que el autor, 400 años después, cambió algunos detalles como que Hamlet no es testigo de la traición, y sólo se entera cuando se aparece el fantasma de su padre para exigirle la venganza. También, en el relato nórdico, Amleth es una persona violenta, cosa que no sucede en la obra de Shakespeare. *Para que se den una idea, el nombre de Amleth significa estúpido… pero nuestro Amleth no lo es.

Eggers tomó la premisa principal de la historia para escribir The Northman, pero no fue el único relato, pues también agarró varias sagas islandesas centradas en las tradiciones vikingas para construir su película. Sus estudios sobre los vikingos, sumados a la participación de Sjón como guionista, hacen de la cinta una de las más precisas en términos históricos. 

Hay un punto a favor con The Northman, pues en los últimos años, se ha alimentado la fascinación por los vikingos entre series de televisión, películas y videojuegos. La cosa está en que Eggers se permitió ciertas libertades creativas sólo en los detalles de los que no hay un registro histórico, y esto lo hizo pensando en la lógica de sus tradiciones.

En otras palabras, en The Northman no van a ver vikingos con cuernos ni llamándose a sí mismos “vikingos”. En la película vemos rituales que vienen de las sagas, nada inventado ni que alimente el morbo que viene de una narrativa meramente fílmica en términos de entretenimiento. La grandeza de la cinta es que el director tomó la historia, entendiéndola fascinante por sí misma, para hacer un verdadero espectáculo. 

Imagen de ‘The Northman’ / Foto: Focus Features

Alexander Skarsgård y el personaje: Amleth

En The VVITCH, Robert Eggers construyó un entorno feminista. Para The Lighthouse, las consecuencias fatales de un entorno cargado de masculinidad tóxica. Y para esta tercera con The Northman, si bien no se revela un statement que tenga algún tipo de determinación “política”, sí nos muestra un personaje masculino que apela a la vulnerabilidad de maneras interesantes, enfrentando las consecuencias de la violencia cíclica. 

Amleth, interpretado por Alexander Skarsgård, ve con emoción el regreso de su padre, el rey Aurvandil, después de una larga temporada fuera. Su regreso se define, también, para convertir a Amleth en un hombre, uno que deje la inocencia de lado, que derrame su última lágrima y que sea digno de dirigir en el reino.

Pero antes de que todo suceda, el rey es asesinado por Fjölnir, su tío, quien toma el reino por la fuerza y a su esposa, la reina Gundúr. Amleth logra escapar, y vengar la muerte de su padre, liberar a su madre y recuperar el reino, se convierte en su dogma. Cuando crece, Amleth confiesa que el odio es lo único que ha conocido. 

Amleth de niño en ‘The Northman’ / Foto: Focus Features

Pero conforme avanza la historia, descubrimos en este personaje algo que se aleja completamente del imaginario de los vikingos; producto, como mencionábamos, de la necesidad de contar historias que sólo fueran útiles en pantalla, pero no hacia la historia y su apego.

Amleth es brutal. Para sobrevivir, se convierte en un berserker (guerreros conocidos por ser salvajes y vestir pieles de animales), el mejor de todos gracias a su complexión física y valor a la hora de las batallas o saqueos. Pero pronto entendemos que Amleth utiliza esto como una fachada, pero sobre todo, como una forma de alimentar el odio que lo motiva a vengar la muerte de su padre, salvar a su madre y matar a su tío para recuperar el reino.

El personaje principal tiene una misión, la cual es muy clara, pero no todo se reduce a esto. Y eso lo hace mucho más fascinante fuera de las explosiones de violencia que se dan en la cinta entre secuencias de acción espectaculares que llevaron al director de fotografía (Jarin Blaschke) y los actores involucrados al límite. Y si ellos se fueron al límite, la experiencia del espectador es similar.

Cabe destacar el trabajo de Skarsgård. Entre las primeras reacciones, con las cuales coincidimos, se habla de cómo el actor sueco se convirtió en un animal para interpretar al personaje, sobre todo en algunas escenas donde la violencia dicta la narrativa (pero sin que esta se convierta en el centro de todo, sólo acompaña la necesidad de la historia y el recorrido del personaje). 

Alexander Skarsgård como Amleth
Alexander Skarsgård como Amleth / Foto: Aidan Monaghan / © 2022 Focus Features, LLC

La historia y su ritmo

En una entrevista para hablar de The Northman, Robert Eggers dijo que algunas personas a su alrededor estaban preocupadas de que la película no fuera Gladiator o Braveheart. “La cosa es que no lo es”, dijo el cineasta. No lo es, no está ni cerca de serlo a pesar de que se toman algunos puntos similares en historias de venganza relacionados, en realidad, con la naturaleza humana.

En las primeras proyecciones de prueba, los resultados no fueron muy favorables. Pero eso fue, de alguna manera, positivo para el director porque le mostró que no estaba detrás de un blockbuster conocido o esperado, sino de una historia original que necesitaba sólo algunos cambios para alcanzar su máximo potencial.

The Northman es la película más grande para Eggers en cualquier término. Pero afortunadamente, logró reunir de nueva cuenta a su equipo conformado por Jarin Blaschke como director de fotografía, Louise Ford como editora, Kharmel Cochrane como directora de casting, Craig Lathrop en el diseño de producción, Linda Muir en el vestuario, y más.

Ethan Hawke es el rey Aurvandil / Foto: Focus Features

Para todos, junto con el director, The Northman es la película más ambiciosa que trajo algunos retos, pero que al final, quedaron resueltos, creemos, por el dominio del cineasta para hacer películas “a mano”. En sus dos primeras películas, todo estaba bajo el control de Eggers y dominaba cada aspecto del set en un mundo reducido y pequeño.

Pero con esta nueva cinta era imposible, por lo que tuvo que soltar algunas cosas, abriendo la puerta para que la historia se alimentara en las proporciones que amerita y con una cosa en mente: la taquilla. Esto nos parece terrible. La idea de que un director deba pensar antes en la recaudación que en el impacto por más que una audiencia se reducida, es parte de la maquinaria que hace de Hollywood una de las industrias más crueles y menos abiertas al talento nuevo.

Pero la genialidad de Eggers rompe con eso. The Northman arrancó con un presupuesto de unos 60 millones, pero se elevó a 90 por la pandemia. Ahora, no sólo manejó un set enorme con un elenco que integra a una de las promesas más grandes de Hollywood, tres veteranos de la lista A y una cantante islandesa que regresa al cine después de 17 años.

Nicole Kidman como la reina Gudrún en 'The Northman'
Nicole Kidman como la reina Gudrún en ‘The Northman’ / Foto:
Credit: Aiden Monaghan / © 2021 Focus Features, LLC

Pero no hay nada en The Northman, que esté mal. Es una película perfecta donde si bien se integraron ideas que se apegaran más a las necesidades comerciales, también se queda con las partes que han hecho de Eggers uno de los directores más interesantes de los últimos años (uno al que, con dos películas, se le dio un cheque con el que podría hacer 15 veces su primera película).

Los espacios que el director suele utilizar son reducidos. Esta vez, son lo contrario, pero al mismo tiempo mantienen la línea de ser sádicos, crueles y solitarios para acompañar una historia que no se detiene pero sin abrumar a los espectadores, y que siempre revela algo del personaje principal y su camino hacia la venganza. Es imposible quitarle los ojos de encima. 

Ojalá a The Northman le vaya bien en la taquilla no sólo para cumplir con los deseos del estudio (válidos desde una mirada fría, pero necesaria). Ojalá le vaya bien para que nadie se pierda de una experiencia fílmica que rompe con lo que hemos visto hasta ahora entre secuencias de acción que sitúan a la audiencia ahí, entre el lodo y la sangre, entre la tristeza y la ira, entre la nostalgia y la ternura de un personaje obligado a odiar y amar al mismo tiempo. 

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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