¿Qué se necesita para tener un equipo exitoso y que gane campeonatos? Tener las individualidades de un par de jugadores ayuda, pero no es siempre necesario -ni asegura el éxito-. Los Patriots sabían que triunfarían por ser un gran equipo.

Man in the Arena estrenó su tercer capítulo, en lo que sería el tercer Super Bowl ganado por Tom Brady y los Patriots, además era el de la dinastía, pues era el segundo consecutivo y el tercero en cuatro años.

Cuando Tom Brady llegó a los Patriots, el equipo ya tenía una base sólida que se creó cuando Drew Bledsoe era QB y ya tenían experiencia en Super Bowl, sólo que lo habían perdido, así que, no fue casualidad que se formara un excelente grupo, ya llevaban tiempo de conocerse.

El tiempo de conocerse tampoco te asegura nada y eso es otro valor agregado que tuvieron los Patriots en el éxito. Su mentalidad, su confianza en el otro y su ego hasta el cielo, que los impulsó a trabajar más y no creerse más de lo que eran.

Tom Brady con los Patriots en 2004
Foto: Getty Images

Doble mentalidad en los Patriots de Tom Brady

Bill Belichick había manejado una mentalidad con ellos de: ‘Un juego a la vez‘, esto para hacerles ver a sus jugadores que cada partido podría ser el último y sacar lo mejor de ellos juego a juego.

Sí, los jugadores creyeron en esa mentalidad y eso les ayudo a conseguir un racha de victorias seguidas, que fue un récord en la NFL, pero eso sólo era un parte de lo que pensaban los jugadores en realidad.

Aunque creían en esta filosofía de Belichick, los Patriots tenían la confianza por el cielo, dentro de ellos y en el grupo, sabían que eran invencibles, pero en lugar de demostrarlo a los rivales, fue contra ellos mismos, eso potenció la competencia interna para ser mejores.

Suena a una locura, pero los jugadores se exigían más al entrenar en el gimnasio, ver videos de partidos y todo eso fue envíe siendo la llama de los compañeros para demostrar dentro del campo que eran los mejores individualmente.

Ellos lo llamaron ‘suprimir el éxito‘, no importaba la victoria sino demostrar que se era mejor que el compañero y todo esto, sin perder el objetivo principal, que era ganar el Super Bowl.

New England Patriots en 2004
Foto: Getty Images

Un golpe de realidad para los Patriots

Con esas mentalidades, el aura de invencibilidad era palpable entre ellos y ni Peyton Manning podía contra ellos. Después de imponer los 21 partidos consecutivos con victoria (cintando temporada pasada y la que estaban jugando) se enfrentaron a los Steelers.

A pesar de ‘suprimir el éxito’ y de ‘jugar un juego a la vez’, mentalidades que los habían llevado a ser el mejor equipo de la temporada, las cosas pueden salir mal por momento y sus les pasó a los Patriots.

Steelers con un joven Ben Roethlisberger, se comieron a los Patriots en todo sentido. Fueron superados en todas las líneas y eso que ellos sabían que eran los mejores en cada aspecto del juego.

Pero esa derrota les ayudó a impulsarse más como equipo e individualmente. En lugar de echar culpas, trabajaron el doble para que no volviera a suceder una derrota para ellos.

Ben Roethlisberger con los Steelers en 2004
Foto: Getty Images

A enfrentar los demonios antes del gran partido

Después de aquella derrota contra Steelers, sabían que inevitablemente los volverían a ver en postemporada y así fue. Sólo que esta vez en el partido de la final de conferencia, o sea, el que te lleva directamente al Super Bowl.

A diferencia del primer partido que jugaron, los Patriots sabían que debían hacer y como jugar para ganar. Con intensidad y con fuerza para imponerse a sus rivales, aunque no siempre funcionó, tenían un facto especial en el campo y era Tom Brady.

Cuando algo flaqueaba, Tom Brady se encargaba de comandar al equipo a la victoria, una confianza extra en sus compañeros. Vencieron a Steelers y se ganaron la oportunidad de ir al Super Bowl, otra vez.

En palabras de Tom Brady y Tedy Bruschi, ese partido contra Steelers, es una de las victorias más significativas de sus carreras, sin contar Super Bowl, porque fue una demostración para ellos mismo de que podían vencer cualquier obstáculo y reivindicarse ante ellos mismos por la primera derrota.

Tedy Bruschi con los Patriots en 2004
Foto: Getty Images

La dinastía de los Patriots

Super Bowl XXXIX contra Eagles y la oportunidad de dejar su nombre con letras doradas en la NFL. Un bicampeonato, tres títulos en cuatro años. Los Patriots, tenían una cita con la historia, pero no sería nada sencillo.

Los Eagles comandados por Donovan McNabb eran una fuerza imponente, que los puso contra las cuerdas en varios momentos del partido, pero los Patriots tenían manera de responder. Todos los jugadores estaban comprometidos por ganar y eso ayudó a que lo hicieran.

Rodney Harrison fue el héroe del encuentro, porque en ningún momento dejó a sus rivales hacer nada y, de hecho, interceptó el balón con el que se acabó el partido. Pero la inexperiencia de Eagles, fue factor clave para que Patriots pudiera vencer y conseguir la dinastía.

El equipo era más importante como grupo que como un ser individual y eso todos y cada uno de los jugadores lo sabía. Formaron un grupo, un equipo comprometido no con los coaches ni con la franquicia, sino con ellos mismos. Mike Vrable, ex linebacker de Patriots mencionó en Man in the Arena:

Teníamos estudios diferentes y educación diferente. Pero teníamos el mismo objetivo” y eso fue una parte importante para que los Patriots consiguieran no sólo uno ni dos, sino tres campeonatos en cuatro años.

Patriots campeones del Super Bowl XXXIX
Foto: Getty Images

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Jorge Cuevas es periodista egresado de la Universidad Latina con más de 3 años de experiencia en medios de comunicación. Ha trabajado en Diario AS México y actualmente lo puedes leer en Sopitas. También...

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