Este domingo, cerca de 147 millones de personas saldrán a votar en las elecciones presidenciales en Brasil. Si creían que las de acá se pusieron bravas, prepárense para las sorpresas porque nuestros hermanos brasileños traen un verdadero desastrinho.

Se siente raro andar diciendo desde México que la política de otro país está desorganizada, pero ahora sí los cariocas se la volaron. Miren: un ex candidato está en la cárcel, otro llegó a las elecciones hace menos de un mes y a otro lo apuñalaron. A un candidato lo acusan de homófobo, racista, misógino y tiene un gusto por militarizar al país. El otro está rodeado de casos de corrupción.

A todo eso, agrégale una “pequeña” capa de violencia, una pizca de crisis económica y una tasa de crímenes que está aumentado históricamente. Déjalo reposar unos segundos y entenderás porqué este domingo es tan importante para el futuro de Brasil.

No le demos más vueltas. Pásale por acá si quieres leer todo lo que necesitas saber antes de las elecciones del país más grande de América del Sur.

Primero, el contexto

Pa’ empezar, 147 millones de brasileños tendrán que elegir al presidente y más de mil 600 puestos en todo el país. Mientras eso pasa, solo el 17% de las personas tienen confianza en el gobierno. 

En cuestión económica, tal vez recordarán que Brasil parecía que venía con todo hace unos años. Había portadas de revistas, periódicos y hasta artículos académicos en los que explicaban que la B de los BRICS pintaba para grandes cosas. A mediados de 2014 se les acabó el gas y su economía entró en recesión. Técnicamente, ya detuvieron la caída libre pero el crecimiento es prácticamente inexistente y más del 12% de los brasileños está desempleado. 

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En ese mismo tenor, los crímenes violentos empiezan a cobrar factura en el país. En el año pasado hubo más de 63 mil homicidios. Al final del día, no es de a gratis que Brasil tenga 7 de las 20 ciudades más violentas del mundo. 

Y claro, como no podía faltar, la corrupción está a la orden del día. En Brasil está la operación Lava Jato —autolavado— que ha involucrado a decenas de políticos en escándalos de lavado de dinero.

Es más, el político más “popular” del país Luiz Inácio Lula da Silva forma parte de más de 150 empresarios y políticos que han salido culpables en las investigaciones por corrupción. Ahorita, el expresidente está sirviendo una condena de 12 años en la cárcel y no lo dejaron competir en estas elecciones.

Y ahora, los candidatos

Técnicamente hay 13 candidatos presidenciales, pero si ninguno consigue más del 50% de los votos se tendrán que ir a una segunda votación a finales de este mes. No queremos hacer menos la luchita de ninguno, pero si nos ponemos prácticos —y le hacemos caso a los expertos— solamente dos tienen oportunidades de ganar ahorita o de aventarse ‘un quién vive’ en las próximas semanas.

Jair Bolsonaro

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Foto: Canal I

En términos simples, Bolsonaro es el candidato de la extrema derecha. Ha sido congresista de Río de Janeiro desde 1991 y está montando su campaña en haber salir intacto de los escándalos de corrupción.

Entre sus propuestas está terminar con la violencia y el crimen militarizando a la policía. También está a favor de hacer más laxas las leyes de armas en posesión privada.

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Protestas en Brasil en contra de la candidatura de Jair Bolsonaro // Foto: GettyImages

Bolsonaro se ha aventado demasiados comentarios discriminatorios por raza, género y orientación sexual. Entre ellos, le dijo recientemente a una congresista del partido rival: “a ti no te violaría porque no te lo mereces”.

Ya hubo protestas en contra de su candidatura, principalmente una que se llama #EleNao (Él no) que fue organizada por grupos de mujeres. Sin embargo, las personas que lo apoyan —les dicen bolsominions— ya salieron a las calles a defenderlo.

Ah sí, ya se nos olvidaba decirles que el mes pasado apuñalaron a Bolsonaro y no ha podido continuar con su campaña en las calles.

Fernando Haddad

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Foto: Reuters

Haddad es el suplente de Lula y llegó a la contienda en septiembre. Hasta ahí. En el poco tiempo que lleva, Haddad ha prometido políticas de austeridad en el gobierno y tiene planeado aumentarle los impuestos “a los de arriba” y bajarle los impuestos a los demás.

Su partido —el PT de allá— espera que todo el apoyo del ex presidente da Silva se vea reflejado en las boletas de Haddad con el slogan “make Brazil happy again”. Sin embargo, el ex alcalde de Sao Paulo apenas va levantando.

Resulta, que aunque su partido es muy querido en algunos sectores, es muy odiado en otros por haber estado en el poder en la época de los más grandes escándalos de corrupción. A eso súmenle que ellos eran los picudos cuando la economía se cayó y una de las suyos —Dilma Rousseff— fue sustituida de la presidencia por sus malos manejos.

¿Qué va a pasar después?

Si todo pasa como se espera, Haddad y Bolsonaro se irán a una segunda vuelta a finales de este mes y ahí se va a poner muy complicada la cosa. 

40% de los brasileños dicen que nunca apoyarían a Haddad. Mientras tanto, 45% dice que ni por error van a votar por Bolsonaro. Entonces, no importa cuál de los dos sea el que llegue a la presidencia, la enorme polarización de la sociedad les cobrará factura.

“No importa cuál de los dos gane. El futuro presidente tendrá problemas para implementar sus políticas económicas y sus planeas de seguridad. Incluso habrá dudas de su legitimidad”, explicaba Brian Winter, un experto en política latinoamericana a Al Jazeera.

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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