Lo que debo de saber
Aunque el cine mexicano de los años 80 atravesaba una de las peores crisis de su historia, vale la pena rescatar algunas joyitas.
Es difícil creer que han pasado 40 años desde la caótica, estrafalaria y voluntariosa década de los ochenta. Ese momento en la historia donde se escuchaban discos redondos, los peinados eran voluminosos y los coches parecían lanchas. Hoy es una época lejana, que en México tristemente se caracteriza por las crisis económicas y por la realización de las peores películas mexicanas que se han hecho en el país.
Y es que México era otro. Un país con el peso devaluado, gobernado por Miguel de la Madrid, en el que el séptimo arte no era una prioridad. Y es que, tras los años gloriosos en blanco y negro, el cine nacional súbitamente se había quedado sin apoyos; las instituciones estatales desaparecieron y, por ende, bajó de una forma considerable la producción.

Esto se resintió en la calidad de las obras, que poco a poco se hicieron más superficiales. La cartelera se llenó de éxitos de Hollywood, como Rambo, y de pelis mexicanas que se centraban en tres temas: las ficheras, las comedias eróticas y los melodramas trasnochados que recordaban mucho a las telenovelas.
Sin embargo, entre tanta oscuridad, sobreviven algunas joyas de autor capaces de mostrarnos, de una forma honda, cómo eran los 80; qué hacíamos, qué pensábamos y cómo era la vida cotidiana. Estas obras sobreviven y están gratis, para verlas este fin de semana, en YouTube.
Los mejores directores de los ochenta
Para muchos expertos, el cine mexicano de los años 80 es en sí mismo un desafío. Las películas de ficheras como Bellas de noche o Muñecas de media noche acaparaban la cartelera; sin embargo, entre toda la penumbra, y casi sin apoyo, algunos artistas alumbraron un poco el camino.
Uno de los ejemplos más notables es Jorge Fons, un director ecléctico que, además de ser uno de los primeros egresados del CUEC, se volvió una voz imprescindible para comprender, de una forma crítica, los grandes desafíos de los 80. Solo en esta década dejó para la eternidad dos obras de arte, Rojo amanecer y Templo Mayor.

También vale la pena seguir los pasos de Carlos Enrique Taboada, director de género, que centró su carrera en el cine del terror, un género un poco subestimado en la cinematografía nacional. Sus películas nos sumergen en guiones fascinantes y atmósferas macabras que nos recuerdan a la estética del gótico.
Finalmente, no podemos pasar por alto al gran Luis Alcoriza, un cineasta que para muchos fue el sucesor natural de Luis Buñuel. Sus obras desafían, desde la sátira y la ironía, la hipocresía en una sociedad que privilegia a las clases altas y le da la espalda a los más desprotegidos.
Películas de los 80 para ver gratis
Dicho todo lo anterior, es hora de acercarnos a un grupo de obras cinemetográficas capaces de transportarnos en el tiempo y llevarnos a vivir un día en los años 80. Cada película nos muestra un pedazo de lo que alguna vez fuimos.
Rojo Amanecer
Jorge Fons, 1989
Una obra de arte que nos enseña, de una forma cruda, qué pasó el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. La cinta se centra en una familia de clase media que sufre de cerca una de las matanzas más terribles de nuestro país. Esta cinta demuestra que no se necesitan muchas locaciones o presupuesto para hacer una buena obra.
Verano para las hadas
Carlos Enrique Taboada, 1986
Una de las mejores piezas de terror que se han hecho en nuestro país. La película trata de la relación oscura y competitiva de Verónica y Flavia, dos amigas de escuela que deciden incursionar en la brujería y en la magia negra.
Los motivos de la luz
Felipe Cazals, 1985
El genio que años antes nos entregó Caona dirigió esta película sobre la vida de Elvira Luz Cruz, una mujer que fue acusada del homicidio de sus cuatro hijos. La cinta se basó en hechos de la vida real y nos muestra los grandes desafíos que enfrenta, desde los 80, el sistema judicial mexicano.
Retrato de una mujer casada
Alberto Bojórquez, 1979
Una película sobre la vida marital de una pareja de clase media que vive en la Colonia Narvarte. A pesar de tener, en apariencia, una vida normal, estos personajes se enfrentan a los desafíos de una sociedad que transforma constantemente las reglas del amor, la violencia y la fidelidad. En esta cinta descubriremos cómo eran algunos lugares icónicos de la CDMX.
Lo que importa es vivir
Luis Alcoriza, 1987
Retomando la tradición del cine rural en México, esta peli está protagonizada por Candelario, un hombre misterioso que llega a una hacienda tradicional a transformar la vida en el lugar. Su presencia trastoca todo, desde las formas de tratar a los trabajadores hasta la relación íntima de los dueños.

