¿Por qué me interesa?
Rosario Castellanos nos dejó grandes lecciones sobre la vida, el amor y la posibilidad de ser mujer en México.
Cuando hablamos de las letras en México, nos referimos a un grupo de artistas que han transformado la forma en la que nos vemos a nosotros mismos. Un ejemplo maravilloso de esto es Rosario Castellanos, cuya obra nos permite comprender qué es esto de ser mujeres y ser mexicanas, todo al mismo tiempo.
Hay muchas cosas que decir sobre Rosario Castellanos; podríamos empezar con que casi toda su obra estuvo ligada a su vida. Publicó sus primeros poemas con tan sólo 15 años en un periódico de Tuxtla Gutiérrez. Desde estos primeros trazos, pudimos observar su vulnerabilidad y contradicciones.
Abordó, como pocos escritores, todos los géneros, desde la novela hasta el periodismo; no obstante, fue la poesía la que le permitió sobrevivir las inclemencias de los años. “Llegué a la poesía porque es el único modo de alcanzar lo permanente en este mundo.”
Sus poemas describieron los conflictos permanentes de la identidad femenina. Para ella, ser mujer era salvarse, estar consigo misma y perseguir deseos. Rosario Castellanos era una consejera, era el libro que nuestras mamás y abuelas tenían en la mesa de dormir, era el norte en momentos oscuros, para todas.
Rosario Castellanos, la feminista mexicana
Nació en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925; sin embargo, su infancia y adolescencia transcurrieron en Comitán, un sitio que trastocó la forma particular que tenía de ver la vida. Entre las sombras del pueblo feudal aprendió dos cosas: que México era un país clasista y que ser mujer era algo así como ser ciudadana de segunda categoría.
Los hombres siempre despertaron en ella toda clase de inquietudes y por eso desde pequeña se centró en los libros y en sus estudios. A pesar de que no se veía bien, entró a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y se tituló en 1950 como maestra.
Tras un viaje largo a Europa y la abrupta muerte de sus padres, Rosario publicó sus primeras obras: Apuntes para una declaración de fe, Trayectoria en el polvo, De la vigilia estéril y Dos poemas. Su poética estaba llena de mitos que derretían, de pasajes ubicados entre la vida y la muerte, de una nostalgia que nadie, sólo ella, supo describir con sujetos y verbos.
Cuando se divorció, se dedicó enteramente a la literatura, sin miedo, en total libertad. Se convirtió en una mujer capaz de escribir sobre la armonía del mundo y esto le permitió conocer a Emilio Carballido y a Jaime Sabines, con quien escribió sobre las injusticias en Chiapas.
En los últimos años de su vida, encontró reconocimiento como escritora y como académica. Impartió clases en decenas de universidades y, en medio de una cuarentena por tuberculosis, se encontró a sí misma y a su feminidad, aprendió a hablar mal del matrimonio y bien de la soledad.
Muchas de sus obras se centraron en el papel de la mujer a mediados del siglo XX. Personajes femeninos que eran esposas y a la vez empleadas. Señoras que cuidan a los demás y que viven incompletas, sin saber quién se robó su luz.
Escribió al menos once libros de poesía, tres novelas, tres antologías de cuento y cuatro libros de ensayo. Trabajó para que su obra la representara a ella y a su tiempo. Murió con tan sólo 49 años en Tel Aviv, pero su legado sigue vivo en todas las que somos mujeres y somos mexicanas, todo al mismo tiempo.
Pedazos de sabiduría de Rosario Castellanos
Con esto en mente, y para leer de cerca la gran contribución que Rosario Castellanos hizo no sólo a las letras, sino a nuestra vida, hemos juntado ocho frases que son más bien brújulas para encontrar el camino cuando nos hayamos perdido en el mar.
Sobre encontrar la muerte
“¿Qué se hace a la hora de morir? ¿Se vuelve la cara a la pared? ¿Se agarra por los hombros al que está cerca? ¿Se echa uno a correr, como el que tiene las ropas incendiadas, para alcanzar el fin?”
Sobre la melancolía
“Heme aquí suspirando como el que ama y se acuerda y está lejos.”
Sobre el amor
“Para el amor no hay tregua, amor. La noche no se vuelve, de pronto, respirable. Y cuando un astro rompe sus cadenas y lo ves zigzaguear, loco, y perderse, no por ello la ley suelta sus garfios. “
Sobre separarse
“El encuentro es a oscuras. En el beso se mezcla el sabor de las lágrimas. Y en el abrazo ciñes el recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.”
Sobre la juventud
“Era como un durazno o como una mejilla y encerraba la dicha como los labios encierran cada beso.”
Sobre los amigos
“Amigo, no es posible ni nacer ni morir sino con otro. Es bueno que la amistad le quite al trabajo esa cara de castigo y a la alegría ese aire ilícito de robo.”
Sobre la paciencia
“Piensa en la tejedora; en su paciencia para recomenzar una tarea siempre inacabada”.
Sobre el ser humano
“Matamos lo que amamos. Lo demás no ha estado vivo nunca. Ninguno está tan cerca.”
