Lo que necesitas saber:
El ahuehuete es el árbol nacional mexicano. Algunos de los que habitan en la CDMX fueron nombrados como Patrimonio Cultural de la Capital. Aquí algo de su historia.
En nuestra cultura los ahuehuetes son árboles relacionados con la sabiduría. Recientemente, algunos de sus ejemplares que habitan en la CDMX fueron declarados como Patrimonio Natural de la Capital, encabezados por el viejo ahuehuete de Santa Catarina en Azcapotzalco que tiene más de 700 años de edad. Aquí un poco de su historia y cómo llegaron a la ciudad.

Estos árboles ancestrales y de grandes dimensiones, también conocidos como sabinos o cipreses mexicanos, de nombre científico Taxodium mucronatum, eran sagrados para la cultura azteca por su longevidad y su relación con el agua. Son endémicos de nuestro país y hay algunos de ellos al sur de Texas y al norte de Guatemala.

Algunos de ellos pueden alcanzar hasta los 2 mil años de edad, tal es el caso del célebre Árbol del Tule de Oaxaca, el de mayor tamaño de México y el mundo. Ahora, varios ahuehuetes de la Ciudad de México recibieron un reconocimiento muy merecido, ya que han visto el paso de la historia capitalina y seguirán haciéndolo por muchos años.
12 árboles patrimoniales de la CDMX
El ahuehuete que permanece afuera de la capilla de Santa Catarina en Azcapotzalco es uno de los más longevos de la capital mexicana, con 700 años de edad. Ha contemplado el crecimiento de este barrio del que también es protagonista. A principios de este mes de julio fue declarado como Patrimonio Natural de la Capital junto con otros 11 árboles gracias a su valor cultural.

Nuestros árboles chilangos tienen mucho qué contar y con una gran ceremonia fueron reconocidos por el gobierno capitalino. Estos árboles son 10 ahuehuetes monumentales: 4 de la alcaldía Cuauhtémoc, 2 de Azcapotzalco, 2 de Coyoacán 1 de Miguel Hidalgo y otro de Xochimilco, además de un laurel de la India de la Benito Juárez conocido como “Laureano” y un fresno de Coyoacán al que le llaman “Eugenio”.

Entre los criterios observados para nombrarlos como Patrimonio Natural están sus valores ecológicos, históricos, paisajísticos, además de su edad, su talla y su belleza. El nombramiento es parte de una estrategia para proteger y conservar el arbolado de la ciudad. El gobierno planea realizar próximamente un censo a los árboles capitalinos para conocer las distintas amenazas que enfrentan.

La ceremonia estuvo encabezada por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, y se celebró como una de las acciones para celebrar el Día Mundial del Árbol, que es el 10 de julio. Por su parte, la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) invita a los ciudadanos a nominar a otros árboles para que reciban este mismo nombramiento. Nuestros árboles son verdaderos tesoros naturales y, de hecho, necesarios para la oxigenación y el equilibrio del medio ambiente.
Los ahuehuetes de la Ciudad de México
Según cuentan los historiadores, muchos de los ahuehuetes de la capital fueron un regalo de Nezahualcóyotl, antiguo emperador de Texcoco, a Moctezuma, tlatoani del imperio azteca como parte de sus buenas relaciones. Nezahualcóyotl, el “rey poeta”, era reconocido por su gusto de embellecer las ciudades con árboles y plantas y por su amor a la botánica.

Estos ahuehuetes fueron plantados en el área del Bosque de Chapultepec y muchos de ellos siguen en pie hasta nuestros días. Uno de ellos es el famoso “Sargento”, que desafortunadamente ha sufrido por la falta de agua. También se dice que el mismo Nezahualcóyotl coordinó la construcción de un acueducto que iba de esta zona hasta el área del Templo Mayor.
Otros ahuehuetes famosos
El ahuehuete es el árbol nacional mexicano desde 1921, reconocido así durante la celebración del centenario de la independencia. Su nombre, del náhuatl ahuehuetl, significa “viejo del agua”. Por lo general, crecen a la orilla de ríos y lagos y gracias a su relación con el agua se les reconoce por su resistencia, su sabiduría y su conexión con la naturaleza.

Entre otros ahuehuetes mexicanos muy conocidos tenemos: el Árbol de la Noche Triste o de la Noche Victoriosa en el barrio de Tacuba, del que sólo quedó su tronco tras un incendio que sufrió en 1980, el Árbol del Tule en Santa María del Tule, Oaxaca y el del Santuario de Chalma, famoso por el manantial que nace a sus pies y en el que los peregrinos se bañan para purificarse.

Asimismo, en la CDMX tenemos el ahuehuete de Churubusco, testigo de las batallas de la invasión norteamericana de 1847 y en Texcoco también tenemos los ahuehuetes que adornaban los jardines de Nezahualcóyotl. No se puede dejar de mencionar el ahuehuete que se plantó en la Glorieta de la Palma, en Paseo de la Reforma, retirado a un vivero de Xochimilco después de un tiempo por problemas de salud y sustituido por un ejemplar más joven.

