Lo que necesitas saber:
La última vez que se avistó una huia fue en 1907. Ahora una de sus pluma es vendida en más de 28, 000 dólares.
Con el valor que alcanzó la pluma subastada en Nueva Zelanda, ya es considerada la pluma más cara del mundo. Y pensar que antes podía ser encontrada en la naturaleza de a gratis.
La última vez que se avistó un huia fue en 1907
Una pluma de una huia fue subastada en Nueva Zelanda por más de 28,000 dólares. Una cifra que muchos considerarán ridícula, pero que está justificada por tratarse de una pluma de un ave extinta desde hace más de 100 años. Fue avistada por última vez en 1907.
“Estamos muy contentos de que este raro objeto de historia natural haya despertado un interés tan grande por parte de los postores”, comentó en un comunicado la directora del área de artes decorativas de la casa de subastas Webb’s, la cual organizó la venta de la rara pluma de huia.
Y cómo no va a estar contenta si, de acuerdo con la publicación de la casa de subastas, lo que se consiguió con la venta de la pluma de huia rebasó las expectativas: en la publicación en la que se promocionó la subasta, el artículo inició ofertándose en hasta 3,000 dólares neozelandeses… la venta se cerró en poquito más de 46,500 que, traducido en billetes gringos, da como resultado 28,265 dólares.
La pluma de huia simbolizaban maná y prestigio
No es la primera vez que una pluma de la extinta ave es subastada. De acuerdo con medios internacionales, en 2010 fue vendida una… pero “sólo” consiguió un valor de poco más de 5,000 dólares.
De acuerdo con la casa de subastas Webb’s, el objeto vendido es una un pluma de la cola del extinto pájaro huia. “Las plumas de huia eran muy valiosas y se intercambiaban por otros bienes valiosos y simbolizaban maná y prestigio”.
El huia era un ave endémica de Nueva Zelanda y la última vez que se le vio fue en 1907, en Tararua Ranges, un área ubicada en las sierras del país del océano Pacífico. En definitiva –y lamentablemente– un objeto de incalculable valor para la historia natural.
La casa que organizó la subasta de la pluma de huia puso como condición que, aquel que deseara adquirir ésta, debida estar previamente registrado como coleccionista en Taonga tūturu, un órgano de Nueva Zelanda (parte del Ministerio de Cultura de aquel país) dedicado a la preservación cultural.