Hablar de Plastilina Mosh no es cosa fácil, y es que tampoco es un tema meramente actual, de hecho puede que muchos de nuestros lectores conozcan muchas de sus canciones sin saber a detalle la historia detrás del proyecto, además de la relevancia de su música dentro de la escena nacional, misma que ellos ironizan y de la cual se burlan, ya que no es un proyecto en búsqueda de fama, sino de una autocomplaciencia que sólo ellos pueden moldear.

Fue a finales de los 90, específicamente en 1997, cuando Plastilina Mosh saltó a los medios de forma abrupta y muy interesante, destacando principalmente por mostrar una mezcla de géneros que a decir verdad nadie lo había intentado en México, o igual y sí, pero no de una forma tan natural y orgánica como Plastilina, quienes gracias a su singular humor lograron llegar a un reconocimiento inmediato.

El dúo aprovechó aquel movimiento de la época denominad  Avanzada Regia, de donde surgieron bandas como Zurdok, Jumbo, Volován, Genitallica, Control Machete, Cartel de Santa, Kinky, El Gran Silencio, etc… una innumerable cantidad de artistas regios que mostraron que no todo el ‘talento’ era proveniente del caótico -en ese entonces- Distrito Federal.

 

 

Plastilina Mosh fue una interesante unión de mundos que en ese entonces no podríamos haber congeniado. Por un lado Jonás tocaba en un grupo de thrash llamado Koervoz de Malta, mientras que Alejandro tenía una formación clásica donde se apegaba a su pasión por el jazz y la música clásica. De esta unión surgió Plastilina, proyecto que era -y sigue siendo- difícil de poder encasillar en un sólo género, por momentos hay mucho hip hop, por otros un poco de jazz, electrónica con crudas guitarras y baterías, pero eso sí, siempre bajo un hilo conductor de ‘vale-madrismo’ -buena onda- donde la única comitiva es disfrutar lo que suene, no complicarse en comprenderla, sino en bailarla.

Desde su primer lanzamiento Aquamosh (1998) la banda logró un reconocimiento a nivel internacional de inmediato, quizá fue el peculiar estilo, quizá porque en sus letras -mayormente en español- habían algunos coqueteos en inglés y hasta en portugués, o quizá -a lo que tiramos nosotros- es que verdaderamente era un sonido nuevo, proveniente de aquel México en el cual pocos artistas lograban publicar sus discos en España, Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, China, Argentina, Colombia, etc; una lista que podríamos continuar pero que sólo recalca el grado de cuántos oídos necesitábamos de su música, o de cuántas fiestas los necesitaban para los momento cumbre.

Los videos irónicos de Plastilina fueron los favoritos en MTV –tanto la cadena estadounidense como la latina-, siempre pasaron sus videos y formaron parte de aquella cultura juvenil que aún prendía la televisión con una esperanza de escuchar algo bueno; o, ¿no se acuerdan del increíble video para “Mr. P. Mosh” donde salía la actriz Lyn May?, ver eso en los 90 era de lo mejor.

 

 

La personalidad de Plastilina Mosh siempre fue un rasgo característico, tanto en su música, en sus videos, como en la vida cotidiana de los integrantes, mismos que podíamos verlos en una entrevista seria en un momento y al otro haciendo babosadas con Adal Ramones, pero siempre mostrando un aura de ironía, donde pareciera que la banda no prestaba atención a los ratings, a la ‘popularidad’ que tanto se les atribuía y recalcaba; se burlaban en las entrevistas y en muchas ocasiones podían carcajearse de la nada porque sabían que le estaban tomando el pelo al pobre entrevistador, o en otras ocasiones sus verdaderas respuestas parecían ser bromas.

Musicalmente, en cada álbum Plastilina fue sorprendiendo por sus colaboraciones, de pronto sabíamos que estaban en Los Angeles trabajando con Money Mark, quien ha trabajado con Beastie Boys, The Dust Brothers y Butthole Surfers; así como Jason Roberts, productor de Cypress Hill, y Chris Allison productor de The Beta Band; entre algunos. La cosa es que los productores lograron percibir la originalidad de Plastilina, el cual moldearon para crear temas que se transformaron en inmediatos éxitos. En cada álbum hay una diferencia con lo que dejaron en claro que jamás se establecieron en un sólo estilo, o sea que no se casaron con una forma de componer, siempre experimentaron y buscaron cómo crear cosas verdaderamente nuevas, mismas intenciones que se vieron reflejadas en sus shows en vivo, donde empezaron como dúo y terminaron junto con toda una banda completa que te hacía vibrar hasta las uñas de los dedos.

En el 2008 la banda publicó su último álbum de estudio All U Need Is Mosh, en el cual no decepcionaron con su entrega habitual de uno o dos temas de éxito rotundo, pero que dio cabida a un repentino y abrupto receso el cual no esperábamos, de la nada la banda dio algunas presentaciones más y desapareció de todo terreno. Algunos creyeron que se les habían secado las ideas, otros que seguro se ‘mamonearon’, en fin… una gran cantidad de calumnias, pues ya saben… nos gusta andar de chismes sin realmente saber cuál fue el motivo, ellos simplemente dijeron que querían un receso y trabajar en sus proyectos en paralelo.

 

 

Fue en el 2014 que tuvimos una grata sorpresa… Plastilina Mosh estaba de regreso, después de año y medio de total ausencia, la banda regresaba a su oriunda tierra para tocar en el festival Pa’l Norte, el cual dio cobijo a miles de fanáticos empedernidos que más allá de extrañarlos, los necesitaban.

Desde entonces la banda realizó algunos shows muy selectos, pero nada tan en forma hasta que se anunciaron sus presentaciones en el Vive Latino  y festival Pa’l Norte, quienes los anotaron como headliners.

Nos llena de entusiasmo escucharlos en vivo, además de que tenemos curiosidad de ver cómo los ha tratado la vida en los últimos años, ya que eso indudablemente se permeará en su show.

Algo de lo que no cabe duda es que Plastilina Mosh hace música por el gusto de disfrutarla, jamás fue una banda pretenciosa o que se enfocó en la fama, siempre apuntó a no hartarse de si mismos, a no casarse ni quedarse en cierta zona de confort; un claro ejemplo -al menos a nuestro parecer- de cómo debería ser concebida y escuchada la música. Pero más allá de todo, Plastilina Mosh es el sonido de aquella época de nuestra inocente -y estúpida- juventud, porque no éramos los únicos incomprendidos o inadaptados, de hecho lo seguimos siendo en el fondo de nuestro ser, mismo que se ‘activa’ con la música de Plastilina. 

 

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